Los valientes duermen solos. Sueño nº 769
Joseph Carl Breil
“…NO SE PUEDE OLVIDAR…”
«…A pesar de que el séptimo arte es lo que es gracias a ella, no se puede olvidar que El nacimiento de una nación es una película que ensalza el racismo y que considera héroes a los miembros de Ku Klux Klan y villanos a la gente de color. Debido a la importancia de su obra se suele pasar por alto su contenido xenófobo…» Javier Zurro, febrero de 2017
Filmografía selecta
The Birth of a Nation (Estados Unidos, 1915) 190’. Dirección: D.W. Griffith. Guión: D.W. Griffith, Frank E. Woods (Novela: Thomas F. Dixon Jr.) Música: Película muda (Joseph Carl Breil, D.W. Griffith).Fotografía: G.W. Bitzer (B&W)
Material de prensa: presentación, notas y cronología
Joseph Carl Breil (29 de junio de 1870 en Pittsburgh, Pensilvania – 23 de enero de 1926 en Los Ángeles)
Joseph Carl Breil fue un tenor lírico, director de escena, compositor y director de orquesta estadounidense . Fue uno de los primeros compositores estadounidenses en componer música específica para películas. Su primera película fue Les amours de la reine Élisabeth (1912), protagonizada por Sarah Bernhardt . Más tarde, compuso y arregló partituras para varias otras películas antiguas, incluidas epopeyas como El nacimiento de una nación (1915) e Intolerancia (1916), de DW Griffith , y también obtuvo la versión preliminar del Fantasma de la ópera (1925). ), una puntuación que ahora se pierde. [ cita requerida ] Su tema de amor para «El nacimiento de una nación», titulado «The Perfect Song», fue publicado por Chappell & Co. en un arreglo para voz y teclado. Más tarde fue utilizado como el tema para el programa de radio «Amos y Andy».
En 1915 se estrenó El nacimiento de una nación y nada volvió a ser igual. D.W. Griffith creó el lenguaje cinematográfico. De repente el cine usaba de una forma expresiva sus recursos y no se limitaba a ser teatro filmado. Al director se le pasó a conocer como el padre del cine moderno y su obra se estudia en todas las facultades de Comunicación Audiovisual. El film, que cuenta la historia de dos familias amigas que representan el norte y el sur de los Estados Unidos durante la Guerra de Secesión, muestra a los negros como violentos y rebeldes, y al Ku Klux Klan como los únicos capaces de contener el caos que la población de color generaba en las zonas del sur. Borrachos, violadores, ladrones… así veía Griffith a la población afroamericana.
El estreno del filme llegó acompañado de polémica. Las asociaciones en favor de los derechos de los negros protestaron en los cines donde se proyectaba y por otro lado aumentaron los actos violentos de bandas racistas en contra de la población de color. Por si fuera poco en los créditos iniciales aparecía en pantalla una frase del presidente Woodrow Wilson alabando al Ku Klux Klan como «protector del sur». El propio Wilson se vio obligado a declarar ante la prensa que reprobaba la «lamentable producción». Los años han hecho que la película de Griffith haya quedado marcada como la madre del cine, una madre racista, pero a la que no se le puede negar su importancia. Faltaba un acto de justicia poética para encontrar el equilibrio y ha llegado este año con el estreno de una película que comparte título con la obra original, pero que tiene un mensaje radicalmente opuesto.