Selma Lagerlöf, La llegenda de la rosa de Nadal (1907). Il. Fina Rifà (1987)

By enero 6, 2016Sin categoría

Selma Largerlöf, La llegenda de la rosa de Nadal

Selma Lagerlöf, La llegenda de la rosa de Nadal (1907). Il. Fina Rifà (1987)
Título original: Legen om julrosorna (1907). Ed. catalana (Edicions de la Magrana, Barcelona, diciembre de 1987) Col. L’Esparver Il.lustrat. Trad. Josep Carner. Cartoné. 58 pp. 15,2 x 21,7 cm

Toma nota de Melocotón Grande

La escritora sueca Selma Lagerlöf (1858 – 1940) fue una de las principales representantes del realismo romántico, aunque también incursionó en el ámbito de la literatura fantástica. Fue la primera mujer en recibir, en 1909, el Premio Nobel de Literatura, y la primera que ingresó en la Academia Sueca. Su obra narrativa se inspira en el folklore de Dalecarlia, la zona rural en la que se crió. Lagerlöf era idealista en un sentido íntimo y entrañable: sus obras mantienen viva la calidez de su infancia, en un dulce pueblito en el cual la familia horneaba el pan y fabricaba sus propias velas, mientras la abuela contaba historias al calor de la lumbre. Ese pequeño mundo familiar marcó la vida y la obra de Lagerlöf, que lo revivió en sus historias. Cuando la granja familiar fue vendida, Lagerlöf vio escapar su contacto con ese universo. Tiempo después volvió a comprarla y se instaló allí hasta su muerte. Además de retroromántica, Largerlöf podría ser imputada de irrelevante por ofrecer una literatura consolatoria. Sin embargo, tiene dos atenuantes de importancia: el primero es su excelente manejo del clima, la construcción de situaciones, el hilván con que va recorriendo la tela de sus historias. Es una escritora con oficio y una fina sensibilidad. El segundo atenuante es aún más contundente, aunque no es de índole literaria: fue absolutamente coherente porque volvió a la granja en cuanto pudo y porque protagonizó una historia que parece extraída de sus propios libros: en una ocasión, una joven de quince años, Nelly Sachs, leyó La saga de Gösta Berling y envió una carta a la autora expresándole su profunda admiración y su deseo de ser escritora como ella. Lagerlöf respondió a la carta, y así se inició una relación epistolar que duró treinta y cinco años. Cuando Hitler llegó al poder, la joven quinceañera ya era una mujer para la cual Alemania se había tornado peligrosa. Su familia murió en los campos de concentración y ella y su madre esperaban idéntico destino. Lagerlöf intercedió por ella ante el príncipe Eugenio de Suecia y obtuvo dos visas por las cuales Nelly Sachs nunca pudo darle personalmente las gracias. En el momento en que ella y su madre llegaron a Suecia, Lagerlöf acababa de morir.

Selma Largerlöf, La llegenda de la rosa de Nadal2