Salinger

By enero 15, 2019abril 8th, 2024Uncategorized

Los valientes duermen solos. Sueño nº 767

El niño sabio, de Salinger

“…QUE LE ASQUEABA DE LA CLASE ALTA ESTADOUNIDENSE…”

«…Si alguien de verdad tiene curiosidad por saber cuáles fueron las motivaciones de Salinger para esconderse, qué pensaba de la guerra o que le asqueaba de la clase alta estadounidense, no tiene más que leer su breve y compacta obra con atención: ahí está todo…» Salinger. El niño sabio, de Sara Mesa. Letras Libres, enero 2019. Página 33

Bibliografía selecta

Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: Una introducción, de Salinger. Edición española de Edhasa. Colección: Edhasa Literaria. Traducción de Carmen Criado

Material de prensa: presentación, notas y cronología

Jerome David Salinger ( 1 de enero de 1919 en Nueva York– 27 de enero de 2010 en Cornish, Nuevo Hampshire

Fue un autor estadounidense, conocido por su novela El guardián entre el centeno, así como por su solitaria naturaleza. Su última obra publicada fue en 1965; dio su última entrevista en 1980. El éxito de El guardián entre el centeno lo llevó a la atención del público. Siguió la publicación de  Nueve cuentos (1953), luego Franny y Zooey (1961) y Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción (1963). Años más tarde Salinger luchó contra la atención no deseada, incluyendo una batalla legal en la década de 1980 contra el biógrafo Ian Hamilton y el lanzamiento a finales de 1990 de una serie de memorias escritas por dos personas cercanas a él: Joyce Maynard, una ex amante; y Margaret Salinger, su hija. Murió el 27 de enero de 2010. 

Durante los diez años siguientes publicó más bien poco: tres libros de relatos cortos que en su mayoría ya habían visto la luz previamente. Todos fueron éxitos de ventas, pero la crítica coincidió en que no estaban a la altura. Y en 1965, de nuevo a través del ‘The New Yorker’, Salinger ofreció al mundo ‘Hapworth 16, 1924’, un cuento larguísimo que lectores y expertos calificaron de ilegible. Después de eso, el silencio. ¿Qué fue exactamente lo que motivó su huida? Hay quien la atribuye al creciente interés del escritor en filosofías orientales como el hinduismo o el budismo zen, que promulgan el abandono del ego. Otros elucubran sobre su incapacidad para digerir las críticas negativas recibidas de figuras literarias como Norman Mailer o John Updike. 

Sea como sea, los rumores sobre él empezaron a correr como la pólvora. Se dijo que se alimentaba casi exclusivamente de guisantes y frutos secos, y si por obligación tenía que comer alguna otra cosa, luego se apresuraba a vomitarla; que era adicto a la telebasura; que solo salía de casa al volante de un viejo Jeep que tenía cortinas en las ventanas; que siempre tenía a mano una escopeta cargada por si en algún momento necesitaba protegerse de algún fan loco. De esos, por cierto, es de suponer había muchos: parece ser, por ejemplo, que Mark Chapman llevaba una copia de ‘El guardián entre el centeno’ en el bolsillo el día que mató a John Lennon.

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