Otto Wols

By diciembre 17, 2018Sin categoría

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Los valientes duermen solos. Sueño nº 750

Otto Wols

“…LE CONTAGIA SU SONAMBULISMO…”

«…Esa impresión causa Ala de mariposa, símbolo de la fragilidad y de lo efímero, que resulta imprecisa incluso bajo la lupa: acentos negros y oscuros trazos de pincel arañan las manchas delicadas coloreadas y la materia más sutil del fondo, de donde surgen algunas zonas rojas. La visión tiene algo de angustioso, a pesar de que la obra de Wols sugiera la ligereza del vuelo. Ese diálogo entre destrucción y construcción de la superficie del cuadro refleja, con una precisión extrema, el dilema interior. Wols exploró en la pintura, fotografía y poesía ese mundo minúsculo (mariposa caballo, polillas, violín…) que experimenta desde dentro y que le contagia su sonambulismo.»…» 

Bibliografía selecta

La crítica del arte en el siglo XX, de Ida Rodríguez Prampolini. Publicado en Fondo de Cultura Económica, en México D.F., el 19 de julio de 2017. Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Estéticas.

Material de prensa: presentación, notas y cronología

Otto Wols (Alfred Otto Wolfgang Schulze) (27 de mayo de 1913 en Berlín – 1 de septiembre de 1951 en París)
 
En 1932 se traslada a Frankfurt para estudiar antropología. Pronto abandona los estudios y se traslada a Berlín para entrar en la Bauhaus donde conoce a Mies van der Rohe y László Moholy-Nagy. Siguiendo los consejos de este último, se establece en París y a través de él establece contacto con los círculos artísticos. En ese momento produce sus primeras pinturas –tintas y acuarelas– y trabaja como fotógrafo. A finales de 1933 viaja a Barcelona y después a Ibiza, donde reside hasta otoño de 1934. Se convierte en fotógrafo oficial de la Exposición Internacional de París en 1937. Al estallar la Segunda Guerra Mundial es encarcelado; en 1946 empieza a trabajar al óleo obras que expone un año después en la Galerie Drouin, de estilo gestual, con pintura aplicada en capas y arañazos en la superficie. En 1947 ilustra libros de Jean-Paul Sartre, Franz Kafka, Jean Paulhan y Antonin Artaud. Participa de forma póstuma en las Documenta I-III de Kassel. Puede encontrarse obra suya en las colecciones del Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid), el Centre Pompidou (París), el Israel Museum (Jerusalén), el Hara Museum of Contemporay Art (Tokio) y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), entre otras.
 

Alfred Otto Wolfgang Schulze, conocido artísticamente como Wols, abandonó Alemania en 1933 con la llegada del nazismo, y el resto de su corta existencia transcurrió entre Francia y España, viviendo siempre como un outsider, en los márgenes de la sociedad. En París, en 1951, el crítico Michel Tapié le incluyó en la exposición tituladaVehemencias confrontadas, en la que hacía una comparación de las tendencias no figurativas de la pintura francesa, americana e italiana, y pronto se convirtió en uno de los precursores de la abstracción informal, denominada en ocasiones tachismo. En la abstracción caligráfica de Wols, una peculiar mezcla de influencias poéticas, orientales y surrealistas, puede apreciarse tanto la huella de la improvisación psíquica de Klee y del automatismo de Miró, Tanguy o Masson, como de los denominados dibujos psicoanalíticos de Jackson Pollock. Ahora bien, a pesar de su cercanía a ciertos lenguajes informales, Wols, seguidor de la filosofía taoísta con aspiraciones de armonía con la naturaleza, no abandonó nunca las referencias al mundo real.

Como se pone en evidencia en La ciudad, una pequeña y delicada obra sobre papel perteneciente al Museo Thyssen-Bornemisza, las ciudades de Wols no son lugares idílicos, sino, como ha escrito Werner Haftmann, «ciudades enigmáticas que frecuentaban los sueños de Kafka o de Kubin». La ausencia de vida humana es suplida por un universo fantasmagórico, arrastrado por una turbulencia que le hace encerrarse en sí mismo. Como en otras acuarelas de su periodo final, los trazos gestuales y automáticos se fueron haciendo más espontáneos, y el entramado de pequeños puntos y líneas intrincadas, delineadas con tinta china, envuelven el fondo de colores aplicados con acuarela. Como la mayor parte de sus pinturas, esta imagen confusa puede considerarse la expresión de su estado de ánimo personal, que su amigo el escritor Jean-Paul Sartre definió en términos existencialistas: «Su vida era como una sarta de cuentas estropeadas y desparejadas, cada una de las cuales encarnaba el mundo. Como él mismo solía decir, no importaba por dónde se rompiera la cadena».

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