Manga nº 448 # Kashadoko (El gran esqueleto), de Shigeru Nizuki

By agosto 13, 2017Sin categoría

MG. Shigeru 1

Aula voladora de Melocotón Grande
#Manga nº 448

Kashadoko (El gran esqueleto), de Shigeru Nizuki

Dibujo original publicado en Yokai Gadan, Uwanami Shoten. Producciones Shigeru Mizuki

Este esqueleto gigante, invisible de día, aparece de noche, se desplaza ruidosamente y persigue a los humanos.

Llevó al terreno del manga la tradición oral de historias de terror que pasaba en Japón de padres a hijos. Shigeru Mizuki ha muerto el 30 de noviembre de 2015 y ha dejado al manga japonés sin su gran dibujante de fantasmas y leyendas tradicionales. Mizuki consiguió retratar temas oscuros sin restarles un ápice de terror pero manteniendo la ternura de la mirada de un niño. En una de sus obras más célebres, NonNonBa, premiada en Angouleme, retrataría todo el universo mítico de las ánimas niponas a través de los ojos del niño que fue y las historias que le contaba su abuela. Fue el momento en el que Europa lo reconocía, pero ya desde los 90 había sido multipremiado en su país por GeGeGe No Kitaro, la obra que lo convirtió en una estrella dentro de Japón.

Gran parte de su obra se inspira, o directamente sucede, en la ciudad deSakaiminato, dónde nació y se crió, y en la que actualmente se puede visitar un museo dedicado a él y a sus personajes. El diseño del museo directamente introduce al visitante en ese mundo de horror y ternura, con los personajes a tamaño natural integrados en el ambiente dentro del contexto de ese mismo pequeño pueblo japonés cerrado al exterior en el que acaban sucediendo la mayoría de las historias de su autor.

Aunque no todo fue terror sobrenatural. Mizuki llegaría a publicar una biografía de Hitler, inédita en nuestro idioma, o varias obras autobiográficas en las que describe su experiencia como soldado en la Segunda Guerra Mundial.

Mizuki fue el gran maestro del llamado género yokai, que se podría traducir como ‘demonios’ y que refleja el terror tradicional de las leyendas del folclore japonés. Aunque adaptándolo al lenguaje del momento, y también a su propio universo, el autor siempre supo mantener la esencia de unas historias que en su país natural se mantuvieron gracias a la oralidad, la misma manera en la que le llegaron a él.

MG. Kashadokoro