LVDS 26. Ciudad de las rosas, en lugar de Bloemfontein

By junio 6, 2015diciembre 29th, 2023Uncategorized

 

Luna 4 «NANA,
las mil y una noches antes del habla.»

infancia latin viene de la deformación infans el que no habla’ basado en el verboforhablar o decir entre los 2 y los 14 años son sometidxs a alguna forma de disciplina violenta obligadxs a asumir poca participación en los temas que definen sus condiciones de vida y en ese silencio que se genera en su desarrollo se esconden abusos y maltratos graves que afectan su honra y pasan a llevar sus derechos humanos

 

El texto y las ilustraciones pueden parecer algo pasados de moda, pero resultan conmovedores e instructivos. Los cuentos de MacDonald están envueltos en lenguaje de calidad, esperanza, lucha y confianza, de tono sencillo y poético al modo de la tradición oral, sin perder el sentido del humor. MacDonald tuvo influencia en Tolkien y en su amigo Lewis Carroll. Los hijos de MacDonald fueron los primeros que leyeron el manuscrito de Alicia.

 


 

Tolkien es conocido sobre todo por su importante papel como filólogo y estudioso de los mitos La historia bebe de su profundo conocimiento de los ritos Basándose en antiguos relatos de folclore nórdico y en viejos poemas medievales Tolkien elabora complejas estructuras en sus historias Llenas de detalles y alejadas de modas Sitúa sus historias en el ámbito de lo fabuloso Pero sin alejarse por completo de la realidad El Señor de los anillos Como en los viejos relatos épicos es creado para ser leído por Tolkien a sus camaradas del Club de los Inklings profesionales de Oxford como él Rechaza alusiones políticas psicológicas o religiosas Y por eso le disgustan las pretensiones alegóricas de las Crónicas de Narnia de su amigo Lewis

«No importan los niños. No estoy interesado en el niño como tal, moderno o como sea. Es un error, o bien inútil, cuando se trata de un niño tonto, o bien pernicioso, cuando se le inflige a un niño dotado. En todo buen relato hay una moral.»

Paradojas aforismos y acertijos esto es: para quien piensa que las cosas que merece la pena pensar no consiguen desentenderse del riesgo de su inutilidad o de su fatalidad Son lecturas para especulaciones y un poco escépticas Tolkien no vende nada Ni siquiera desesperación Como quienes más fanáticamente catastróficos suponen Sólo brinda desengaño Algo que Según sentencia agudamente Gracián Tan próximo a Cioran en ocasiones

«siempre fue pasto de la prudencia, delicias de la entereza.»

 


 

Y qué mejor ocasión para oficiar de prudente y desengañado que el estudio de la historia? La historia es un tema obsesivo en la obra de Tolkien¹ de ahí el acierto El lúcido Que así llama Cioran al desengañado Desgrana todas las tentaciones que a su insomnio Toda Las a su desconfianza hay Pero aún debe la última La del tiempo que atribuye forzosamente un sentido trágico o venturoso Tanto da A todo lo que en él se aloja y dura Al sabio En primer lugar Es él quien sabe de los horrores del tiempo Pero también de la fascinación que el tiempo acaba por ejercer sobre el hombre que se empeña en discurrir entre esos horrores Sabe que el tiempo nos deshace y nos despoja Pero intenta posesionarse de cada uno de sus instantes Rompiendo así su señorío Quien se desengaña del tiempo Convencido de que nada bueno trae consigo Corre el peligro de caer del tiempo De quedar a un lado del camino y tener que contemplar una desoladora sucesión de instantes vacíos Deplorando el fin de aquellos días que A su pesar Arrastran alguna sombra de vida

Cómo ir Pues Contra el tiempo Contra la historia Sin darle a la historia la oportunidad de librarse de nosotrxs Concediéndonos lo que nunca deja de prometer: la muerte? La respuesta se nos hiela entre los dientes cuando compren demos que ni la mismísima muerte nos exime de morir a la historia Pues ésta se las compone para convertir nuestra muerte en un ejemplo a seguir Si hubiera alguien tan loco que eligiera la muerte para hurtársela a los otrxs De nada le serviría: la historia convierte cada muerte en pretexto de todas las muertes La muerte es contagiosa Y el héroe moribundo siempre se disculpa haciendo memoria de los héroes muertos o acrecentando la memoria de la muerte en quienes todavía no lo son

Por vivos simplemente

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   ¹      Título original: The Lord of the Rings. Jonathan Cape, Londres, 1969 Ed. esp. Minotauro, Barcelona, 1978 il. Ingahild Grathmer (1969) Dibujo: Eric Fraser (The Folio Society, Londres, 1977) Trad. Matilde Horne y Luis Doménech 32 pp. Cartoné. 27 x 33 cm

 


 

Tolkien no oculta que sus simpatías se inclinan del lado de lo que declina Nadie lo pone en duda si conoce los libros que gozan de su favor Los de Pirrón Marco Aurelio Juliano el Apóstata Meister Eckhart Montaigne o Pascal Una buena colección de traidores a la vigorosa impertinencia de los pueblos e ideologías triunfantes Sea cual sea la elección de cada señor Lo que sí conviene es que cada palo aguante su vela Pues resulta un juego en verdad estúpido que los bárbaros y sus amigos se sientan molestos cuando se les lacha de tales o cuando se les echa en cara su pasión por las cárceles y la tortura Cn el agravante de que tienen en tan mal concepto a sus enemigos que confían astutamente en que la puñalada a la vuelta de la esquina o el fusilamiento al amanecer les pillará de sorpresa Los bárbaros siempre serán eso los señores

Y a nadie admiran

 


 

A través del calor y la luz el fuego satisface exigencias vitales para nuestra existencia Y sin embargo El mismo elemento puede provocar una destrucción total Las dos funciones positiva y negativa se unen en el papel del fuego como instrumento de fusión Restauración y purificación Durante las edades del Bronce y del Hierro Es normal quemar a lxs difuntxs Dicha práctica permanece muy extendida en todo el mundo en tradiciones ajenas al hebraísmo el cristianismo y el islam Tanto la llama eterna como el fuego nuevo son bien conocidos por las comunidades africanas y las Incas Mayas y de las poblaciones indias de la América septentrional En realidad Ambos pertenecen tanto a la actualidad como a la historia

Por lo tanto El fuego está presente por todo el cosmos 

 


 

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Lvds 5 de junio de 2015

 

Los valientes duermen solos n° 25

Charles Folkard

La princesa y los trasgos, de George MacDonald. Ilustraciones de Charles Folkard

Reseña de Melocotón Grande (2013)

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Melocotón Grande, 2013.

Pauta de valoración según la calidad de la obra

El contenido:Impecable (tiene una voz y un tono personales)
El tratamiento del diseño y edición: Impecable (la producción gráfica del libro gira mucho alrededor de todo un conjunto para realzar su obra y no sobrecargarlo con acabados innecesarios)

Reseña de La princesa y los trasgos (1871) 

Título original: The Princess and the Giblin. Strahan & Co, 1872 de las ilutraciones, Charles Folkard, 1871 Ed. esp. Siruela, Madrid, 1995 de la traducción, la edición y el prólogo, Carmen Martín Gaite, 1995 Colección: Las Tres Edades 39 288 pp. Cartoné. 14 x 21,5 cm

En un majestuoso castillo sobre una montaña habita Irene, la princesa huérfana, que espera cada día el regreso de su padre de un país lejano. Bajo la montaña, los mineros excavan sus galerías para sacar a la luz las riquezas profundas de la tierra. Pero el subsuelo también está habitado por seres inquietantes que odian la luz del sol y desprecian a la raza humana: son los trasgos, astutos y pérfidos, de cabeza pétrea, escasa estatura y pie vulnerable. En su tortuosa asamblea traman una gran injusticia: destruir a los mineros y raptar a Irene para entregarla en matrimonio al repulsivo Harelip, su príncipe. Ni siquiera los esfuerzos de Curdie, el audaz y soñador minero, podrían impedir que se cumplieran sus tenebrosos planes, si no fuera porque desde el torreón del castillo desciende sobre Irene una misteriosa protección…

Biografia de MacDonald, George

El escocés George MacDonald (1824-1905) está considerado, junto a su amigo Lewis Carroll, como el más importante escritor de fairy tales de la época victoriana. Influido por Novalis, sus relatos y novelas combinan un antiguo trasfondo místico, salpicado de juegos modernos, muy cercanos a los de Carroll, con un espíritu experimental e innovador que revolucionó el cuento feérico y tuvo una notable influencia en grandes escritores ingleses del siglo XX como G. K. Chesterton, C. S. Lewis, J. R. R. Tolkien y Charles Williams.

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