El príncipe Durmiente. Gustav Schwab. Las más bellas leyendas de la antigüedad (1882)

By febrero 12, 2016Sin categoría

G. Schwab. Las más bellas leyendas de la antigüedad

El príncipe Durmiente. Gustav Schwab. Las más bellas leyendas de la antigüedad (1882)

Título original: Sagen des Klassischen Altertums (C. Bertelsmann, 1882) Ed. española (Labor, Barcelona, 1955) Trad. Francisco Payarols. Col. Obras Eternas. 792 pp. Cartoné. 15,5 x 22,5 cm

Toma nota de Melocotón Grande 

Como bien indica Antonio Rodríguez Almodovar: el Príncipe durmiente cuyo el encanto es el sueño sólo interrumpido la noche de San Juan, pues la estructura narrativa es la misma que la de El príncipe encantado. En forma más esquemática nos encontramos ante la relación amorosa entre la bella y la bestia (título del cuento en la versión dieciochena de Mme. Leprince de Beaumont, que es la que ha hecho fortuna), cuyo profundo significado ha de verse seguramente en relación anímica de uno mismo con su psiquis inferior o animal en nosotros (siguiendo a Carl Gustave Jung). Según esta teoría, el cuento vendría a representar la necesidad de conectar con esa alma inferior, el hombre natural que hay en todos nosotros, dormido por imperativos de civilización. La historia tiene su versión mitológica en la leyenda de Eros y Psique, que Apuleyo llevó a la famosa novela latina El asno de oro (como lo es el de Psique al Hades, cruzando la laguna Estigia). Nuestro Principe durmiente llama poderosamente la atención por tratarse de una versión masculina del famoso cuento de Perraut, La bella durmiente: no existe en el cuento español el origen del encanto, mientras en el francés es parte esencial del relato toda la recreación. La falta del origen del hechizo nos sugiere la posibilidad de una cierta relación con el mito de Endimión, pastor de la montaña de Latmos. Se aprecia principalmente, el enamoramiento que sufre una divinidad por un mortal bellísimo, tal como el de Cupido (Eros) por Psique. El príncipe encantado es un arquetipo nuestro. El Príncipe durmiente procede de El rey durmiente en su lecho. El príncipe encantado figura en setenta y una referencias del índice de Thomson; Espinosa inventarió ochenta y tres versiones hispánicas. En España lo podemos encontrar bajo los títulos siguientes: Los tres acuitas, Cabeza de burro, El castillo de oropé, La cueva del dragón, El lagarto de las siete camisas, La fiera del rosal, La fiera del jardín, Piel de tanque (de sapo) La piel del lagarto, y otras como recoge Schwab en Las más bellas leyendas de la antigüedad (edición de lujo con 16 láminas y 23 dibujos).

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