Valiente sensiblera MARYSE CONDÉ

By enero 18, 2023enero 25th, 2023Uncategorized

Valiente sensiblera

MARYSE CONDÉ

 

COLECCIÓN VEINTIOCHO LUNAS
SERIE VIGÉSIMA SEXTA LUNA
ELS ULLS ENGANXATS

 

POR LOS VALIENTES DUERMEN SOLOS

 

 🫰Nuestros oídos captan las ondas sonoras del (A2), Julani, de Yesterday’s New Quintet. Angles Without Edges (Vinilo, 2LP, Álbum, A4, B4, C3 y D6) es el primer álbum 2LP de YNQ, a.k.a. Madlib, a.k.a. Ahmad Miller, Monk Hughes, Joe McDuffrey, Malik Flavors, Otis Jackson Jr. Grabado en The Dump (living room in Playa) & The Bomb Shelter: Fender Rhodes, Vibes (vibráfono), bajo eléctrico, Kalimba, Arp Odyessey, Arp String Ensamble, sintetizador de 8 pistas, SP12 y MPC 2000, batería, percusión, guitarra eléctrica, clavinete eléctrico E7 y piano eléctrico Wurlitzer. Publicado en Los Ángeles por Stones Throw en 2001., de Bacao Rhythm & Steel Band. Expansions  es el primer álbum del misterioso grupo de Steel Band proveniente de Hamburgo, Alemania. Paul Elliott en la percusión. Este primer planchado se publicó en Brooklyn el día 16 en el mes de julio del año 2021, por Big Crown Records

 

 

«-¡Valiente sensiblera! -exclamaban los asistentes (…) -Me imagino -dijo Espíritu- que estarás agotado y deseando descansar un poco.
Estaba en lo cierto. Pascal se dejó caer en la cama y se quedó dormido al instante, sin que ningún sueño interrumpiera su reposo.»
MARYSE CONDÉ, El evangelio del Nuevo Mundo, pp. 97 y 115

 

 

                              APARECE EL SUEÑO. Ahora estamos Kallifatides y yo, los dos al mismo tiempo en la cocina. Llevaba puesta su bata roja; la azul estaba en la lavadora. Me dio un «buenos días» y se puso a hacer nuestro desayuno. Dos rebanadas transparentes de pan que él mismo hornea cada sábado, con un poco de queso y mermelada de ciruela y mora, hecha también por él durante los veranos en la isla. Primero partió un huevo para freírlo. Solíamos comprarlos en su isla, en una finca cerca de su casa. Nosotros cogíamos todos los que quisiéramos, depositábamos el dinero en una cajita y nos íbamos. Habían simplificado mucho su venta. Ni empleados, ni perros ni recibos. Nos invitaron a un acto literario panescandinavo en Helsingborg, la segunda ciudad más grande del sur de Suecia, con unos cien mil habitantes más o menos.  Estaba muy emocionado. Y, sentados a mi lado, había buenos y conocidos escritores. Kallifatides era el más viejo de todos, algo que desde hace varios años ocurre a menudo y que considero un privilegio. La mayor parte de la gente le deja en paz, sólo algunos entusiastas se acercan para que les firme libros escritos hace veinte o treinta años. «Vamos envejeciendo juntos», les dice. Eran sus lectores, personas que le tenían en su mesita de noche. Lo absorbían como la tierra seca absorbe la lluvia. Se tiene que ser un extremo insensible para no emocionarse. Al abrir mis maletas me di cuenta que había olvidado el Diccionario de ideas y conceptos de Vostantzoglu*

_______________

          *Ese libro le permitía seguir escribiendo en griego. Sin él se quedaría mudo. Gustavo Bueno exponía la distinción entre Conceptos e Ideas¹ que se hace desde el materialismo filosófico, como dos escalas distintas dentro del pensamiento. Los conceptos estarían definidos dentro de campos finitos, limitados, sectoriales, tecnológicos o científicos; mientras que las ideas, pero no proceden ni del Cielo ni de la Conciencia pura, sino que son posteriores a los conceptos, desbordan los campos precisos en los que estos se mueven, y resultan precisamente de establecer conexiones entre conceptos distintos pero relacionados. Así como los geómetras se dedican a analizar conceptos geométricos, la filosofía como disciplina se ocupa de analizar las Ideas. 

Hubo una época en que no sólo era el más joven, sino que además era extranjero y su apellido generaba problemas. En la librería, donde trabajo, le habían llamado Thodorís Theodorakis, Theódoros, Theódoros Kalinijta, Thodorís Kallifatiroides, y de otras formas también. -Teo. -Sé quien eres. Ese es el sueño de todo griego. Que la gente sepa quien eres. Kallifatides siempre hace broma sobre su apellido, por ejemplo, que el último emperador de Trebisonda tenía el mismo apellido, o que significa «el que habla bien» eso lo utiliza sobre todo después de una conferencia o, cuando habla con sus vecinos, les comenta que viene del verbo calafatear, es decir que significa «aquel que ponía brea en barcas y navíos» porque sabe que aprecian el trabajo manual. El acto se celebraba en el Teatro Municipal de la ciudad, ahí donde antaño inició la carrera de Ingmar Bergman, y en todos lados había fotografías de sus primeros espectáculos. Sólo Bergman y Károlos Koun le han dado esa impresión de absoluto dominio del espacio. En 1980 Kallifatides hizo su primer largometraje basado en su libro El amor. La compañía de Bergman era la productora y el propio Bergman asistía al rodaje todas las noches. Al principio Kallifatides estaba entusiasmado; por ahí de la mitad, un poco menos, y al final, decepcionado. Cada mañana se sentaban el uno al lado del otro y Bergman, desde el primer momento, lo detectaba todo. Las fallas en la iluminación y en la escenografía y, principalmente, que los actores no fueran veraces. Y el responsable era Kallifatides. La película no se salvó. La crítica fue contundente, hundió la película. Fuerte como aquellos bofetones que le daba su abuelo. No se hundió, pero sí cayó en una especia de apatía. Las malas críticas le habían afectado tanto que comenzó a tener episodios de amnesia. Ese año decidió no celebrar la Navidad con su familia, sino solo, en su casa de campo en la isla Gotland. Sabía que con frecuencia Bergman pasaba la navidad en su casa de campo en la isla vecina. En una ocasión le invitó a su cine particular para ver juntos la película Kaspar Hauser de Herzog, por la que Bergman sentía especial predilección. Kallifatides cometió el error de decirle que siempre le ha causado extrañeza el expresionismo alemán. Le molestó sobremanera. Fue una dura lección. Como artista eres lo que eres mientras eres. Luego no eres nada. Ni los perros te ladran cuando pasas. No lo había entendido. Kallifatides pensaba que la amistad tendría algún valor. Y así una tarde lo llamó por teléfono. Él también estaba solo. Eso le dijo de buen humor, como antes. Y entonces Kallifatides cometió otro error. Le preguntó si le apetecía hablar juntos de un libro que le estaba dando vueltas en la cabeza. No le apetecía. Esa fue su última conversación con Bergman. Punto y se acabó. Se acabó lo que se daba. Platón no lo decía así, pero quería decir lo mismo. Pasó esas Navidades solo, sin más compañía que la de una zorrita pequeña que llegaba por las noches a pedir algo de comer porque la nieve lo había cubierto todo. La llamó Nina, como la heroína de Chéjov. El engalado público le recibió si no con euforia, sí con un entusiasmo cálido y moderado. Y de pronto todo se acabó. Escritores y organizadores, y yo mismo, cenamos juntos. Les dieron seis mil coronas a cada uno, libres de impuestos gracias a un párrafo sobre la colaboración panescandinava y demás. Aquello fue comentado de todas formas posibles porque, como decía Oscar Wilde, nadie habla tanto de dinero como los escritores. Yo me quedé junto a Kallifatides a la ventana de su habitación que daba al mar, que más que ver, oía. De pronto me acordé de que su novela El amor, escrita hace treinta años, comenzaba de una manera similar. Había empezado a imitar sus novelas. Soplaba un viento salvaje, que para más inri, se intensificaba en el estrecho entre Suecia y Dinamarca y caía sobre el desdichado Helsingborg. A pesar de que el hotel tenía ventanas con triple cristal, el viento y las olas se escuchaban y llegué a la conclusión de que pasaría la noche en vela, y no porque el ruido me molestara, sino porque la tempestad me excitaba, casi como que de adolescente leí Cumbres borrascosas de Emily Brontë; relacioné el amor impetuoso pero desdichado con tormentosas condiciones meteorológicas. Por las noches jugábamos juegos sencillos, como el Thanasis, donde lo único que se necesitaba para ganar era suerte. Ya habían dado las doce. En mi sueño con Kallifatides no lograba conciliar el propio sueño. Y el tiempo estaba cambiando. La temperatura caía en picado. Con un tiempo como aquel, Kallifatides empezó a pensar en su esposa. En pocas palabras me comentó que su mujer es ave nocturna. O quizá se volvió, para tener un poco de tranquilidad, quién sabe. Cuando Kallifatides iba a la cama, ella iba al ordenador. Facebook y emails. Se acercaba para darle las buenas noches y ella lo miraba distraída, como si no se acordara de él. Si fueran más jóvenes, ya se habrían separado, le decía, y ella, en vez de hacer un comentario, le enseñaba en su ordenador una foto, diciéndole que su hija estaba en Edimburgo en un festival de literatura, y que se había encontrado con Ian McEwan al que adoraba. Kallifatides, por supuesto, sentía celos; sin embargo a él también le gustaba McEwan, e incluso se jactaba de haberlo leído cuando aún nadie lo conocía, por lo tanto se lo disculpaba refunfuñando. Me sigue hablando de Gunilla refiriéndose «mi esposa»; bromeaba con él y él se reía. -Cuando viva solo, sin «su esposa»,  no sabrá ni freír un huevo -le dije. «Su esposa», a sus setenta años, vive con mayor despreocupación y disfruta de la vida diez veces más que cuando era joven. Por desgracia Kallifatides no es así. Yo mismo me desperté con los acabados de la edición sueca marcada en mi mejilla. La ilustración había sido diseñada por Henning Trollbäck y publicado el 24 de febrero de 2017 por la editorial Albert Bonnier. Ellen Berkenblit, Leopard’s Lane , 2019. Óleo sobre lino; 48 x 76 pulgadas. Los valientes duermen solos.

 

Annie Ernaux / Marc Marie, L’usage de la photo femme, 2005. París, Éditions Gallimard [Hay trad. cast. de Lydia Vázquez Jiménez: El uso de la foto. pp. 253. Editorial Cabaret Voltaire, Madrid, 2011. Colección nº 83. Dirección y Diseño de la Colección: Miguel Lázaro García y José Miguel Pomares. Fotos; Cubierta: ampliación de la foto nº 10 junio 2003, 1971, de Gerhard Richter. Guarda: Annie Ernaux. Foto de Catherine Hélie. Esta primera edición se terminó de imprimir en la imprenta Cofás Artes Gráficas de Sabadell en mayo de 2008.]

 

www.losvalientesduermensolos.com