LVDS 1245, Bergman en su soledad, declaró MARÍA-PÍA BOETHIUS

 

Bergman en su soledad

MARÍA-PÍA BOETHIUS

 

COLECCIÓN VEINTIOCHO LUNAS
SERIE NOVENA LUNA
BUSCA Y CAPTURA

 

POR LOS VALIENTES DUERMEN SOLOS

 

 🫰Nuestros oídos captan las ondas sonoras del (A2), Julani, de Yesterday’s New Quintet. Angles Without Edges (Vinilo, 2LP, Álbum, A4, B4, C3 y D6) es el primer álbum 2LP de YNQ, a.k.a. Madlib, a.k.a. Ahmad Miller, Monk Hughes, Joe McDuffrey, Malik Flavors, Otis Jackson Jr. Grabado en The Dump (living room in Playa) & The Bomb Shelter: Fender Rhodes, Vibes (vibráfono), bajo eléctrico, Kalimba, Arp Odyessey, Arp String Ensamble, sintetizador de 8 pistas, SP12 y MPC 2000, batería, percusión, guitarra eléctrica, clavinete eléctrico E7 y piano eléctrico Wurlitzer. Publicado en Los Ángeles por Stones Throw en 2001., de Bacao Rhythm & Steel Band. Expansions  es el primer álbum del misterioso grupo de Steel Band proveniente de Hamburgo, Alemania. Paul Elliott en la percusión. Este primer planchado se publicó en Brooklyn el día 16 en el mes de julio del año 2021, por Big Crown Records

 

 

««Una noche», relata Bergman, «mi hermano y algunos de sus amigos pintaron una cruz gamada en las paredes, y yo, «cobarde de mierda», escribe, «no me animé a decir ni una palabra sobre esto».»
RICARDO MORENO, Estocolmo, 12 SEPT 1999

 

 

                              ESPINOSAS Declaraciones de Bergman, recogidas por el diario Expressen, en las que recordaba su admiración por Hitler y el nazismo en los años de su juventud no habían alterado la paz del cineasta en su soledad de Farö, la isla de Gotland donde pasaba la mayor parte de su tiempo. Sí, en cambio, la había alterado la anunciada reedición de Honor y Conciencia, sobre la falsa neutralidad del país en la II Guerra Mundial. En septiembre de 1999 volvía la polémica sobre un Bergman que recordaba su juventud de admirador de Hitler. El filósofo y matemático Ricardo Moreno (corresponsal en Estocolmo) lo recogía en un comentario periodístico: «Las nuevas declaraciones de Bergman sobre su abierta admiración por Hitler en su adolecer habían tenido más resonancia en el exterior, y en Suecia habían puesto una vez más el dedo en la herida de un pasado no muy lejano que, para vergüenza de muchos, se había ido abriendo camino no sin dificultades: la connivencia de Gobiernos, hombres de negocios e incluso ámbitos académicos con el nazismo.» En el verano de 1936, Bergman fue enviado a la ciudad alemana de Haina, en un programa de intercambio estudiantil, alojándose en la casa de un pastor luterano: «Toda la familia era ardiente partidaria de Hitler, y un acontecimiento importante era la reunión del partido en Weimar, en la que Hitler pronunciaba el discurso central». «Hitler», prosigue Bergman, «tenía un carisma extraordinario que electrizaba a la multitud. Éste es un recuerdo que ha quedado grabado en mí a través del tiempo (…) Mi padre era un hombre de ideas ultraderechistas. La gran amenaza eran los bolcheviques, que eran el objeto de nuestro odio. Nuestra familia tenía una casa de verano, y había un vecino judío que tenía una modesta vivienda en la playa. Una noche, mi hermano y algunos de sus amigos pintaron una cruz gamada en las paredes, y yo, «cobarde de mierda», no me animé a decir ni una palabra sobre esto» -relata Bergman, en su autobiografía, Linterna Mágica, publicada a finales de los ochenta. Las simpatías del cineasta por el nazismo, que veía como una ideología idealista, permanecieron después de que estallara la guerra. Incluso hasta el punto de considerar que la resistencia de los patriotas noruegos y daneses contra la ocupación era un error porque creía que Hitler sólo quería protegerlos del comunismo soviético. Cuando, terminada la guerra, se fueron conociendo las atrocidades cometidas por los nazis, Bergman confiesa que no las quería creer y que pensaba que era propaganda instrumentada por los aliados. «Cuando la verdad lo confirmó yo no quería creerlo», dice, «fue un trauma brutal que me despojó de un golpe de mi inocencia». Bergman, que siempre se declaró desinteresado de la política, que nunca fue un asunto que se reflejara en su abundante filmografía, y que a lo sumo se declaró alguna vez socialdemócrata, hizo después declaraciones sobre el tema de sus viejas simpatías nazis a la periodista y escritora sueca María-Pía Boethius, que ha investigado durante muchos años la historia de Suecia en relación con el nazismo, y reunió en un libro, publicado en 1991, con el título de Heder och Samvete (Honor y Conciencia), el fruto de esas investigaciones. Sus conclusiones fueron criticadas por algunos círculos del país que se resisten a que la verdadera historia se abra camino. El periodista Ricardo Moreno investigó acerca del libro de Boethius, que fue publicado en una edición corregida y aumentada, lo que trajo de nuevo a la polémica cosas que muchos quisieron mantener bajo la alfombra. «Cuando la editorial Ordfront me propuso la reimpresión de Heder och Samvete, declaró la autora, decidí reescribirlo. Muchas cosas han pasado desde su primera edición, en 1991, y mucho de lo que yo dije entonces y tuve que defender, hoy es aceptado por todos. No debe haber nadie en la Suecia de hoy que sostenga la versión de que el comportamiento del país durante la Segunda Guerra Mundial fue el de un país neutral. El escándalo en torno al asunto del oro de los judíos ha hecho que muchos adquieran conciencia del oportunismo sueco durante la guerra», declaró Boethius. Ingmar Bergman fue víctima de un entorno familiar y social de fuerte adoctrinamiento anticomunista y reconoció su error con toda honestidad. Pero hay otros cadáveres en los guardarropas suecos que nadie quiere mostrar y que las declaraciones del cineasta vuelven a poner de incómoda actualidad. Los valientes duermen solos.

 

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