Cindy Sherman

By marzo 23, 2019Sin categoría

Lvds Cindy Sherman

Los valientes duermen solos. Sueño nº 790

Cindy Sherman

“…PROFUNDIDAD ESCULTURAL AUNQUE ARTIFICIAL…”

«…La serie de treinta y cinco retratos históricos. History and portraits, creada por Sherman entre 1989 y 1999, surgió de un encargo que realizó a una fábrica de Limoges de producir prótesis de porcelana a partir de moldes originales del sigo XVIII  decorados con imágenes de la artista ataviada con vestidos de época…» Calvin Tomkins.

Bibliografía selecta y material de prensa: presentación, notas y cronología

Cindy Sherman. The Complete Untitled Film Stills. Publicado en Nueva York, en 2003, por el departamento MoMA. Editado por David Frankel. Diseño de Pascale Willi. Impreso en Trifolio S.R.L. Cubierta: Cindy Sherman. Untitled Film Still #58, 1980. 

Glen Ridge, Nueva Jersey, EE.UU., 1954. La serie Bus Riders (Pasajeros de autobús) pertenece a una etapa temprana en la obra de Cindy Sherman. Las fotografías fueron tomadas en 1976, pero no se imprimieron hasta el año 2000, cuando la autora decidió darlas a conocer al público junto a la serie Murder Mystery People. En Bus Riders, Sherman se fotografía a sí misma, adoptando la identidad de quince pasajeros de autobús; para ello se caracteriza con ropas, maquillaje y pelucas, e imita el lenguaje corporal de personajes de distinto género, edad y condición social. Ambas series son el paso previo al trabajo que dará a conocer a la fotógrafa: la serie Untitled Film Stills (1977-1980), en la que, a través de un proceso similar de caracterización y adopción de otras personalidades y estereotipos, explora la construcción de la imagen de la mujer en la cultura de masas. Por medio del disfraz, Sherman, en obras como Bus Riders, hace desaparecer su propia individualidad al tiempo que pone de manifiesto el modo en que la identidad se construye sobre la representación. Su trabajo, en ese sentido, se ha destacado dentro del contexto del feminismo posmoderno, pues al tiempo que configura una crítica a los sistemas de construcción del género y su imagen mediática, hace uso de herramientas como el simulacro, la teatralidad y el propio cuerpo.

Cynthia Morris Sherman comenzó su andadura creativa en el año 1976, cuando terminó de estudiar, se mudó a Nueva York y empezó a realizar sus ya más que conocidas series de autorretratos. Complete Untitled Film Stills (1977-1980) fue su carta de (re)presentación en el arte más vanguardista de por aquél entonces. A través de algo tan (aparentemente) sencillo como una fotografía de ella misma, durante casi cuarenta años, ha criticado el machismo, la sociedad de consumo, el excesivo culto al cuerpo, a la juventud, a la belleza y, por tanto, todo el dolor, la oscuridad y la obsesión que todo ello conlleva. A medida que han ido pasando los años y las décadas, el estilo y la técnica han ido evolucionando, pero no el mensaje. A través de la exageración, la tergiversación y el surrealismo, Sherman cuestiona y hace reflexionar tanto al espectador como a ella misma como personaje y como artista. Lo más probable es que pienses ¿cómo es posible que algo tan básico como un autorretrato, suponga una revolución y una crítica social? Bueno, la primera mujer en realizar este tipo de obra y dura crítica a través de este tipo de imágenes ha sido Cindy Sherman. Ha expuesto en museos como la TATE de Londres, el MoMA de Nueva York o el Reina Sofia de Madrid.

Creció en Long Island y desde niña tuvo una querencia especial por el disfraz, un punto carnavalesco que la alejaba de las hadas y la acercaba a los monstruos. Pero no fue hasta los años 70, como estudiante de Arte en la Universidad de Buffalo, cuando Cindy Sherman dio una vuelta de la tuerca al juego infantil, arrojó luz a la verdad que esconde la impostura y sentó las bases de su carrera como una de las artistas más influyentes del arte contemporáneo. Su herramienta ha sido el autorretrato, y su medio un híbrido entre fotografía, performance solitaria y teatro. Humor, representación, crítica, misterio, dramatismo, farsa y juego se funden y confunden en las 171 imágenes de Sherman que el MoMA ha reunido en la espectacular retrospectiva de su trabajo que abrirá sus puertas el domingo, hasta el 11 junio. Si el año pasado la muestra de Marina Abramovic fue el hit de la temporada, con Sherman el museo vuelve a poner el foco en una de las grandes creadoras del arte actual. “Hemos querido ofrecer una perspectiva fresca y nueva de su obra”, explica la comisaria Eva Respini. “Cuestiones como el carácter escurridizo de nuestra identidad en el mundo contemporáneo y la representación han sido una constante en su trabajo desde los 70 y es impresionante ver cómo de sofisticada ha sido su manera de abordarlas”. Como complemento a la exposición el museo ha programado para abril una serie de proyecciones de películas que ha seleccionado la artista. También se celebrarán varias mesas redondas en las que expertos y colegas hablarán de la influencia que la menuda Sherman ha tenido en el arte y sobre los discursos feministas y posmodenos que sobrevuelan en torno a su obra. El catálogo de la muestra, publicado en español por La Fábrica, incluye una conversación entre John Waters y la artista.

Intérprete, en el más amplio sentido del término, en las últimas cinco décadas Sherman se ha interpretado con esmero –como las heroínas de películas de los 50, como chicas angustiadas por un desamor, como damas de la alta sociedad, como grotescos payasos o como una Madonna del Renacimiento-, ha disparado su cámara y así ha reinterpretado el complicado mundo de la imagen, las capas que sobre él se superponen y cuanto nos rodea. “Más que adentrarse en la psicología interior, sus fotos tratan sobre la proyección de personajes y estereotipos que están firmemente arraigados en nuestro imaginario cultural”, afirma Respini. “Sus fotografías no son autorretratos. Es verdad que ella es la modelo, pero eso está fuera de lugar”. Una de las primeras series que abre la muestra del MoMA, Untitled #479, descubre el proceso de transformación que subyace en la obra de esta fotógrafa: como si hubieran sido tomados en un fotomatón en blanco negro, 23 retratos retocados con pintura, presentan a una jovencísima Sherman en las distintas fases que separan a una estudiante con gafas de una seductora maniquí moderna. En el poliédrico retrato de la exposición del MoMA están también las míticas Untitled Stills, que Sherman comenzó a disparar a los 23 años, en el otoño de 1973, inspirándose en las películas en blanco y negro de los 50 y 60, adoptando los roles clásicos femeninos en cerca de 80 escenarios; un trabajo que lanzó su carrera, que mantiene intacta su misteriosa fuerza y que ya fue mostrado en este museo gracias al patrocino de otra reina de la transformación, la cantante Madonna.

Lvds_Cindy Sherman3