The room of the Nightmares, de Joachim Koester

By diciembre 24, 2019Sin categoría

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The room of the Nightmares (2005), de Joachim Koester

«La historia de lo oculto es también una historia de lo oscuro. Una historia de las ideas envueltas en secretos que se filtran a través de la oscuridad de los siglos, antes de resurgir de repente en los «místicos» años 60, y establecerse como una presencia menor pero constante en la cultura de consumo dominante. Lo «oculto» no ha dejado demasiados monumentos, en su mayoría son manuscritos polvorientos en bibliotecas y librerías, o un símbolo alquímico ocasional grabado en una iglesia o un edificio, que sobrevivió sorprendentemente al ojo vigilante de la Inquisición. Las figuras históricas de este «oculto» tampoco son fáciles de reastrear. Sus identidades reales están veladas normalmente por disfraces y seudónimos haciéndome dudar de si esas personas existerieon en realidad. Sin embargo, pueden mencionarse algunas fuentes relativamente recientes y verificables. Una es la Orden Hermética de Amanecer Dorado, una sociedad esotérica londinense de comienzos del siglo XX, y su miembro renegado, Aleister Crowley. Su imaginería puede encontrarse en las canciones de John Lenon y David Bowie, entre otros, revelando la posición de Crowley como progenitor y avatar de la pujanza de lo oculto en la contracultura.» Los valientes duermen solos, domingo 22 de diciembre de 2019.

El 1 de marzo de 1920, Crowley y un grupo de seguidores llegaron a Cefalù, Sicilia, y se establecieron en una pequeña casa a las afueras de la ciudad. La casa, llamada antes Villa Santa Barbara, fue renombrada como la Abadía de Thelema, inspiándose en el escritor francés Rabelais, que en los capítulos finales de su libro Gargantúa (1534), describe una comunidad ideal llamada «Thélème», que se gobernaba por la máxima «haz lo que quieras». Aunque centrada en la hedonista versión de la magia de Crowley -basada en la Cábala y el yoga, con un énfasis especial en las prácticas tántricas, rituales hetero y homosexuales, y el uso de drogas para elevar la intensidad- la vida en la abadía ha sido calificada como sombría. La casa no tenía gas ni electricidad, tampoco agua corriente. las condiciones generales eran muy poco saludables, y en el verano el aire era espeso con moscas y mosquitos. Con Crowley como un benevolente dictador drogado, en lo mejor, y como un manipulador grosero y pervertido, en lo peor, los días en la abadía podían ser duros. Además el entrenamiento mágico era riguroso y lento. los recién llegados pasaban la noche en La chambre des cauchemars- «la habitación de las pesadillas». sus características esenciales eran: tres largos muros pintados al fresco que representaban la tierra, el cielo y el infierno, con imágenes de demonios, duendes y escenas explícitas de sexo. Aquí, el Nuevo estudiante de magia experimentaría «el lado oscuro del Edén» guiado por un «proceso secreto» -probablemente una potente mezcla de hachís y opio, administrada por Crowley- cuando las paredes cobraban vida. La idea detrás de esta prueba era enfrentarse al «Abismo del horror», y como consecuencia alcanzar el dominio de la mente.

Con un currículo de pruebas como esas noches pasadas en la «Habitación de las pesadillas», las invocaciones diarias en el templo, y los retiros mágicos, solitarios y agotadores, en una colina cercana, unidos a las condiciones espartanas de esa vida, se hace evidente quizás por qué la Abadía de Thelema nunca atrajo más que a un pequeño número de visitantes y benefactores. A pesar del amor libre, y el «haz lo que quieras» Crowley era mucho más tolerante con sus propios excesos sexuales que con los demás y suponía una trampa para la palabra «voluntad». Tampoco ayudó a la causa de Thelemaue numerosos visitantes la abandonaran «enganchados a la heroína como un souvenir no deseado». Pero al final no fue la liberalidad en el uso de las drogas, las contradicciones inherentes de sus enseñanzas, o el prejuicio local lo que llevó al cierre de la abadía -los habitantes de Cefalù toleraban a la comunidad, aunque se escandalizaban con frecuencia porque sus mienbros preferían bañarse desnudos. Fue la trágica muerte de Raoul Loveday -de fiebres terciarias, contraídas por beber agua de un manantial en el campo de Cefalù- y la consiguiente tormenta en la prensa británica contra Crowley y la abadía que produjo titulares como «Orgía en Sicilia», lo que llevó a Mussolini a ordenar el cierre de la comunidad. La orden formó parte de las severas medidas que se tomaron para suprimir el creciente disenso. Si no exactamente peligrosamente políticamente, Crowley y los otros eran como mínimo indeseables. El 22 de abril de 1923, se cerró la abadía.

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