Sigmar Polke

“…EL CUADRO EN REALIDAD NO ES NECESARIO…”

«…“lo que me interesa son los procedimientos en sí por sí -dice S. Polke-. El cuadro en realidad no es necesario. La idea que algo pueda ser completo es algo absolutamente demencial”…» Capítulo noveno. El neoexpresionismo alemán. La segunda generación de neoexpresionistas. Página 266

Bibliografía selecta

El arte último del siglo XX – Del posminimalismo a lo multicultural, de Anna María Guasch. Publicado por Alianza Forma en Madrid el 20 de septiembre del 2000. Colección: Alianza forma (AF)

Material de prensa: presentación, notas y cronología

Sigmar Polke (Oels, Polonia, 1941 – Colonia, Alemania, 2010)Polke nació en la antigua Silesia pero con doce años se trasladó con su familia a Dusseldorf. Desde muy joven comenzó a realizar actividades artísticas con un marcado carácter corrosivo. Una de sus primeras exposiciones, realizada junto a su amigo Gerhard Richter y Konrad Lueg, quien luego pasaría a llamarse Konrad Fischer, llevaba el significativo título de «Capitalismo Socialista», una referencia al Socialismo Realista, estilo que imperaba en la época. Desde entonces, Polke ha mantenido siempre una relación especial con la media. Su obra ha de enmarcarse, en su primera época, en una suerte de versión alemana del Pop en la que construye una dialéctica a partir de la apropiación y de la asunción de temáticas relacionadas con el consumo. Siguiendo esta misma línea, Polke pronto comienza a investigar las posibilidades del soporte, flirteando con telas de naturaleza industrial con impresiones sobre las que trabaja sus iconografías populares. De este modo, el artista revitaliza y regenera todo su sistema de percepción de la imagen.

Formado en la Künstakademi de Düsseldorf, Sigmar Polke, manifestó en sus inicios de una manera más acusada que G. Richter, una mayor carga irónica en relación al arte dominante de la época, el pop, del que tomó, sin embargo, algunas sus estrategias plásticas. Con técnicas y procedimientos adoptados de otros artistas (palimpsesto de F. Picabia, fotomontajes de R. Rauschenberg, punteado de R. Lichtenstein y A. Warhol, etcétera), en sus obras de los años sesenta, S. Polke configura una pintura de temática banal, como la de imágenes de salchichas, chocolates y camisas extraídas de periódicos y revistas, con la que parodia el consumismo capitalista y las tendencia decorativista del arte-mercancía. En los años setenta y ochenta, S. Polke utiliza nuevas técnicas: pintura sobre cristal, serigrafía, pintura en las que los colores cambian en función de las condiciones de temperatura y humedad, y unos temas más enraizados en la política y la sociedad alemanas del momento. Si en algunos de sus trabajos como Lager (1982), en el que alude a los campos de concentración, y Hochstand (Torre de Vigilancia, 1984-1988), en el que aborda el sentimiento de culpabilidad alemana ante su pasado nazi, su posición y lo que se podía llamar su mensaje están claros, en otros domina una cierta ambigüedad, sobre todo en aquellos en los que recurre a la multiplicidad de imágenes (de la historia del arte, del cómic, de la alta y la baja cultura, etcétera.) que utiliza a modo  de comentario fragmentario, entre cínico e irónico (el propio artista calificó la pintura de ignominia) de la saturación icónica que sufre la sociedad.