La clase de esgrima, de Klaus Härö (Finaldia, Estonia y Alemania, 2015)

By agosto 4, 2017Sin categoría

MG. La clase de esgrima

Aula voladora de Melocotón Grande. Infancia nº 422
La clase de esgrima, de Klaus Härö (Finaldia, Estonia y Alemania, 2015)

Al final de La clase de esgrima, una pequeña espadachín prende las reglas del juego» Retrocede, mantén la distancia y estarás a salvo. Pero recula demasiado y perderás. Solo ganarás si te enfrentas al adversario».

A principios de 1950 un joven campeón de esgrima, Endel Nelis, llega a Haapsalu, Estonia. Ha dejado atrás Leningrado huyendo de su pasado y de la policía secreta de Stalin. Allí encuentra trabajo como profesor y funda un club deportivo para sus alumnos. Endel se convierte en una figura paternal para los niños, la mayoría de ellos huérfanos debido a la ocupación rusa, a los que comienza a transmitir su gran pasión, la esgrima, que se convierte en una forma de expresión para ellos y hacen de Endel su modelo a seguir. Su éxito despierta los celos del director de la escuela que empieza a indagar en el pasado del profesor, llevándole a una encrucijada en la que tendrá que elegir entre defraudar a sus alumnos o poner en peligro su vida.

En la esgrima, más que un deporte un arte de caballeros, que dirían los clásicos, el único rostro del adversario que ves con claridad es el tuyo propio cuando entrenas frente al espejo. Que un film como este de Klaus Härö, muy agradable dentro de su convencionalidad propia del género de superación y de gestas en torneos, centre su alma en ese reflejo le hace subir puntos aldotar de un psicologismo más profundo, más interesante que una simple historia de redención o paternidades asumidas.

Ambientada en años de persecución y de paranoia en la extinta URSS, la idea de enemigo se diluye en esas máscaras que los contendientes utilizan para sus entrenamientos y enfrentamientos. Todos ocultan algo, todos se esconden tras algo y dejan salir su rabia de manera racional donde el odio se transforma en honor y en la aceptación de que el verdadero enemigo es uno mismo. La clase de esgrima asume los códigos del cine deportivo tradicional y del melodrama derivado de éste, pero lo mejor está en esa lucha interna a ambos lados del espejo de la vida.