Evol

By marzo 25, 2019Sin categoría

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Los valientes duermen solos. Sueño nº 798

Evol

“…UN MATADERO ABANDONADO DE DRESDEN…”

«…Caspar David Friedrich Stadt (La ciudad de Caspar David Friedrich) es un proyecto que el artista realizó en un matadero abandonado de Dresden y bautizó en honor al pintor alemán romántico, famoso por sus hermosos paisajes naturales. La pequeña urbe está compuesta por bloques de cemento. El suelo sucio y el abandono convierten a los edificios en el escenario vacío de una película de terror.…» Helena Celdrán.

Bibliografía selecta y material de prensa: presentación, notas y cronología

Las construcciones en miniatura lo han convertido en uno de los artistas urbanos más populares de su país. Evol (Heilbronn-Alemania, 1972), afincado en Berlín, crea sólo con plantillas, en un estilo realista, bloques de viviendas sucios y sombríos. Sus intervenciones se mezclan con el ambiente de la calle. Adornando la superficie gris de un registro eléctrico con monótonas líneas de ventanas, balcones, cables y antenas parabólicas, crea la ilusión de que incluso el elemento menos agraciado del paisaje de una ciudad puede dar que pensar, por ejemplo convirtiéndose en un edificio en el que parecen vivir decenas de familias diminutas.

La Jonathan Levine Gallery de Nueva York inaugura Repeat Offender (Delincuente reincidente), una colección del trabajo del artista, que expone por primera vez en los Estados Unidos. La muestra exhibe trabajos de estudio, plantillas en cartón y metal. Evol selecciona la materia prima cuidadosamente, usa como lienzos chapas usadas y cajas de mudanzas para que sus bloques de viviendas en miniautura representen con más fuerza la calidad de las casas baratas berlinesas.

«Las superficies limpias no me dicen nada» Con las ilusiones arquitectónicas de las obras refleja la decadencia urbana y recrea el aspecto original de las viviendas de la parte este de Berlín, el lado excomunista de la capital alemana, que se ha aburguesado y ha visto incrementados los precios de los pisos tras la caída del muro. «Las superficies limpias no me dicen nada, así que documentar estas marcas es un proceso de memoria visual para recordar el encanto de un lugar que pronto será pintado de nuevo», dice el artista con cierto resquemor por la renovación de los escenarios de aspecto soviético. En el exterior Evol convierte en superficie de trabajo las columnas de cemento, los registros y otros elementos callejeros. La muestra incluye fotografías de uno de estos grupos de construcciones que recrean en silencio la superficie de una ciudad. En la infancia la imaginación permite crear ciudades en miniatura con cajas de cartón, peluches y cualquier objeto a la mano para tener la ilusión de un escenario. El creador es entonces capaz de darle un sentido a su escena y destruirla y reconstruirla a su antojo. En la madurez son pocos quienes exploran esas capacidades imaginarias. Tal es el caso de Evol, artista alemán que  con esténciles, grafiti y resistol para madera, recrea, a manera de miniaturas, espacios urbanos al grado de pasar por reales si se les ve desde lo alto.

Evol forma parte de los artistas que exponen su obra en la calle y también en museos. Desdeña el término de street art,  pues considera que de manera contemporánea el prefijo street se ha utilizado para comercializar y absorber al artista dentro una clasificación y proyección por encargo. Hoy es fácil ver las ciudades invadidas por activaciones de publicidad similares al arte callejero, con la pequeña distinción de promocionar una marca en vez de transgredir al sistema. Es así como el artista alemán no se limita en exponer su obra ante cualquier plataforma. Bien puede intervenir los buzones postales de una ciudad en Noruega y convertirlos en unidades habitacionales o crear un escenario apocalíptico de una ciudad abandonada como Chernóbil, dentro del suelo de un almacén con tan sólo diez metros cuadrados. Es sin duda la capacidad de síntesis y detalle lo que destaca el trabajo de Evol. Su perspectiva para intervenir cualquier espacio y darle una nueva vida le ha permitido exponer su obra por todo Europa. La diferencia con las galerías recae en la respuesta de los asistentes. En la calle no hay respuesta del espectador, por mucho se volverá a encontrar una pared repintada eliminando la creación del artista, mientras que en una galería sería delito destruir la pieza expuesta.

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