De noche en la calle, de Ângela Lago

By noviembre 28, 2016Sin categoría

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Biblioteca Melocotón Grande. Álbum Ilustrado nº267
TRAS FISGAR EN LAS BIBLIOTECAS… De noche en la calle, de Ângela Lago

Reseña de Melocotón Grande (noviembre de 2013)

«La extravagancia de tal proyecto radica en la intención de llegar a la redacción tomando como punto de partida las imágenes del libro sin texto verbal que sirvieran de plan para la redacción.»
Melocotón Grande, noviembre de 2013.

Pauta de valoración según la calidad de la obra

El contenido: Excelente (tiene una voz y un tono personales)
El tratamiento del diseño y edición: Bueno (la producción gráfica del libro gira mucho alrededor de todo un conjunto para realzar su obra y no sobrecargarlo con acabados innecesarios)

Reseña de De noche en la calle (1994) 

Título original: Cena de rua © RHJ Livros Ltda., Brasil, 1994
Edición española © Ediciones Ekaré, Caracas, 1999
© de la traducción, Ekaré, 1999
Colección: Libros de Todo el Mundo
Editor: Rafael Borges de Andrae
50 pp. Cartoné. 20,7 x 20,5 cm
✓A partir de 7 años

La tapa de De noche en la calle es negra. En ella un luminoso cartel blanco con bordes azul, rojo verde y amarillo anuncia el título, el autor y la editorial. Los mismos colores de la tapa prevalecerán a lo largo de las ilustraciones que componen el libro. No habrá texto y sin embargo no necesariamente se trata de un libro destinado exclusivamente a los pequeños. El fondo negro es la constante, sobre él se recortan «desprolijas» las escenas de colores brillantes. Los mismos colores, los del semáforo, estarán presentes en las misteriosas pelotas que un niño parece ofrecer a los automovilistas en la calle. Los automóviles ocupan buena parte del espacio de la ilustración, iguales en color y forma dominan la página. Dentro de los automóviles, desconfiados, agresivos, indiferentes, temerosos, burlones, resguardados se encuentran sus ocupantes. Sólo el niño está fuera, caminando en la calle, buscando el contacto con los otros. No hay belleza ni armonía tranquilizadoras en las imágenes, como no las hay en lo que representan. Dientes blancos y afiladísimos en perros y conductores, narices puntiagudas que acusan, y el cuerpo doblado del niño que ofrece, que observa. Por momentos la focalización del dibujo coloca al lector dentro del automóvil, y puede ver al niño asomado a la ventanilla tratando de comunicarse con la anciana aferrada a su bolso. En las páginas siguientes la imagen se divide en dos: por un lado el niño, otra vez detrás de la ventanilla, observa curioso; adentro una joven madre de mirada tierna acuna a su bebé sin percatarse de la presencia del otro niño. Sólo en una de las ilustraciones el pequeño logra comunicarse con otro. Es la escena en la que regala la última pelota al perro que como él está en la calle y parece tener también hambre. Detrás vemos un restaurante de sillas vacías y los autos amarillos que dominan la escena con sus ocupantes invisibles. Hay dos situaciones en las que los automovilistas se asoman (sin abandonar sus coches) al mundo del niño. En ambas escenas se comete un robo: cuando una mujer quita de la caja una de las pelotas, y tanto ella como otro conductor ríen ante lo que consideran una broma, y cuando los conductores señalan indignados al pequeño que huye con una segunda caja (la cual, luego descubriremos, contiene las pelotas que ofrecerá a los conductores). En una y otra escena la acción de robar posee significaciones diferentes y ocasiona reacciones opuestas en los automovilistas. Se trata de un juego que provoca risa cuando quien roba es uno de ellos; indignación y acusación violenta cuando quien roba es el niño de la calle. En cada página los automóviles se recortan inconclusos, dando la sensación de continuar en el espacio más allá del borde negro que los rodea, más allá del libro. También la última ilustración nos niega la tranquilidad de una conclusión. El final es el comienzo y podemos volver a leer las escenas en las que los autos se repetirán iguales, cercando al niño solitario, doblado, que ofrece infructuosamente las extrañas pelotas de colores una y otra vez. Estamos frente a un libro que en la originalidad de su forma, trata de manera excepcional un tema difícil y debemos reconocerlo, poco transitado en la literatura infantil argentina, donde no es frecuente hallar libros para niños que hablen de niños en la calle. De noche en la calle, de la reconocida ilustradora brasileña Angela Lago, recurre a la dolorosa expresividad de sus imágenes para hablarnos de esta realidad compartida por nuestros países, que nos golpea duramente más allá de las palabras.

Biografia de Lago, Ângela

Ângela Maria Cardoso Lago, más conocida como Ângela Lago (Belo Horizonte, 1945), es una escritora e ilustradora brasileña. Como escritora de literatura infanto-juvenil e ilustradora, ha recibido el Premio Jabuti de Literatura en los años 1993, 1994, 1995, 1999, 2000, 2001 y 2005, y el Premio al mejor libro ilustrado entregado por la Fundación Nacional del Libros Infantil y Juvenil de Brasil en 1984 y 1986.

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