Crictor, de Tomi Ungerer (1958)

By diciembre 14, 2016Sin categoría

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Aula voladora de Melocotón Grande. Ecología / Álbum Ilustrado nº282

Crictor, de Tomi Ungerer. Título original: Crictor die gute schlange © Diogenes Verlag AG, Zurich, 1963, 1980. Edición original publicada en los Estados Unidos en 1958. Edición española © Ediciones Alfaguara, Madrid, 1986 © de la traducción, Milena Arroyo, 1986. Coordinador de la Colección: Michi Strausfeld. La maqueta de la colección y diseño de la cubierta: Enric Satué. Colección: Infantil Alfaguara. Impreso en GREFOL, Móstoles, Madrid. 36 pp. Rústica cosida con hilo. 19 x 19 cm

El mundo de Janosch tiene que ver con el mundo del alma; se refiere al coraje, al riesgo, al temor, a la exploración, el peligro, el descubrimiento. Y el cuento oral pasa de boca en boca, aunque las bocas hablen lenguas diversas, pues la traducción de un idioma a otro no tropieza con dificultades verbales o métricas de ninguna clase, tal vez que carece de una redacción precisa. Cualquiera que haya entendido o captado la estructura de un relato así, en un lenguaje ajeno, puede transportarla a su propio idioma, sin trabajo alguno. Por eso el cuento es el género literario emigrante por excelencia. Se infiltra a través de los territorios lingüísticos más extraños, a través de los orbes culturales más dispares. El niño cuando lee actúa desde el punto de vista del al, a, funciona desde el apasionamiento, desde el sentimiento, desde la adhesión o rechazo viscerales. La literatura infantil tiene que tener relación con el alma, tiene que ver con las cosas inventadas por el alma. Las convenciones del espíritu caen lejos: el niño no ha recorrido el camino que le lleva al espíritu. El mundo del alma se refiere al coraje, al riesgo, al temor, a la exploración el peligro, el descubrimiento. Aplicando altas dosis de originalidad y sentido del humor, Tomi Ungerer convierte una enorme serpiente en la fiel mascota de una adorable anciana. “Críctor” resulta de la insólita mezcla entre el exotismo africano y la exquisitez de la sociedad francesa decimonónica, aderezada con ironía y surrealismo. Este laureado clásico de 1963 conserva toda su frescura para seguir cautivando a nuevas generaciones de lectores. Lejos de atemorizar, Críctor es una boa dócil que Ungerer humaniza y descontextualiza hasta extremos sorprendentes, con ilustraciones detallistas, salpicadas de suaves tonos verdes: desde vestirla y hacerla estudiar en el colegio, hasta llevarla a tomar un refresco o pasear por un parque nevado. Un acto heroico la convertirá en un personaje célebre y admirado por toda la ciudadanía. Con un poco de imaginación, he aquí un firme candidato al título de “mejor amigo del hombre”. Tomi Ungerer (Estrasburgo, Francia, 1931) Sus primeros dibujos, de ambiente bélico, reflejaban su rechazo a la guerra y al fascismo. En 1956 emigró a Nueva York, donde comenzó a escribir libros infantiles que tuvieron mucho éxito. Publicó en medios tan importantes como The New Yorker, Esquire, Life Show o Fortune. Ya en la cumbre de su carrera durante los años 60, Ungerer plasmó en su obra su reacción contra la hipocresía y la superficialidad de la sociedad americana. Se mudó a una granja en Canadá y a finales de los 70 se trasladó a Irlanda con su familia. Su producción, que abarca 40 años de creación, se calcula entre 30.000 y 40.000 trabajos de diferentes estilos, y más de 120 libros. Entre otras distinciones, recibió la Medalla de Oro de la Sociedad de Ilustradores y el Premio Hans Christian Andersen en 1998. Al retirarse como dibujante, desarrolló otra faceta como filántropo, volcado en causas humanitarias.

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