Aula voladora de Melocotón Grande. Cuentos Clásicos nº278
Un centavo de caramelos, de Edward Fenton. Ilustraciones de Edward Gorey. Título original: Penny Candy © Holt, Rinehart and Winston, NY, 1970. Edición española © Altea, Taurus, Alfaguara, Madrid, 1988
«Un centavo de caramelos», es un buen lema frente a esa forma de existencia que consiste en correr sin parar, siempre detrás de la diversión, en definitiva en pos de uno mismo, sin alcanzarse jamás. En 1980, la revista La Calle proyectó un coloquio que finalmente no llegó a celebrarse por la dificultad de reunir a los invitados, demasiado atareados, demasiado azacanados, viviendo todos demasiado lejos del modelo de vida que aquí se proponía a debatir. El «arte del ocio«, título de un trabajo y, en castellano, de un libro de Hermann Hesse, puede llegar a constituir así, esta generalizada forma de vida que se discipline en el arte de extraer placer de las cosas sencillas, de su encanto, de su poesía. El supuesto económico de la coyuntura cultural y moral actual es una situación objetiva de desabastecimiento: no la carencia que procede de una pobreza originaria, sino de la originada por la disminución de los recursos disponibles. Así pues, y a falta de otra palabra mejor, que no encuentro, podemos prestar a «penuria» la acepción de empobrecimiento relativo. Ahora vuelve la pobreza, sin duda dando a la expresión este mismo sentido mío del «venir a menos», lo que psíquicamente es, con frecuencia, más difícilmente soportable que no haber sacado nunca la cabeza de ese «menos», que haber vivido siempre en la paucidad o poquedad material. Ahora bien, ¿en qué puede consistir esa ética de la penuria, así entendida? La vieja moral de la austeridad está desacreditada y no podemos recuperarla. La alternativa actual no es, pues, frente al consumismo, la renuncia, sino una nueva moral del deseo, del goce, del placer, pero puestos en los bienes que están al alcance de todos, de la vida sencilla; moral del hacer de la necesidad no sólo, según el proverbio virtud, sino también virtù, cualidad estética no esteticista, antes bien puesta al alcance de todos. Este libro va dedicado a todos aquellos que nunca han sentido la deliciosa angustia de, con un solo centavo, tener que elegir entre uno grande o cinco pequeños. También es para los que han experimentado esa sensación y aún la recuerdan. Tan atractivo como difícil de clasificar, Solterona es un libro que explora en primera persona y denuncia sin piedad las cuestiones que han sido consideradas claves de la realización femenina por parte de la sociedad patriarcal. El matrimonio, la vida profesional, la maternidad… todas estas situaciones marcan la vida de las mujeres y en ocasiones las lastran para llevar adelante una vida creativa y profesional rica y equiparable a la de los hombres. Kate Bolick demuestra su teoría con respecto a la vida de las mujeres comparando sus inquietudes con las decisiones que en día tomaron algunas de sus heroínas, de sus «despertadoras», como Edith Warthon, Maeve Breenan, Neith Boyce, Edna St. Vicent Millay y Charlotte Perkins Gilman; mujeres que supieron llevar adelante una vida no dependiente de varón alguno y que destacaron como periodistas y escritoras. Edward Fenton nació en Nueva York y es un autor muy conocido dentro de la literatura infantil. Ha viajado mucho por el extranjero y vivido largas temporadas en Grecia e Italia. Habla con fluidez griego e italiano y siente un gran afecto por estos países y sus gentes. Este ambiente es el que da vida a muchos de sus libros. De Italia proceden A Matter of Miracles y The Golden Doors; de Grecia, Aleko’s Island y An Island of Pelican. Su América natal es el escenario del precioso cuento Alki Zei, con el que consiguió en 1969 el premio Mildred Batchelder a la mejor traducción de libro infantil. Edward Fenton viven en la ciudad de Washington con su mujer, la psicologa griega Sophia Harvati Fenton. los veranos los pasan en su casa de Grecia. Edward Gorey es diseñador e ilustrador de libros, tanto para niños como para adultos. Vive en la ciudad de Nueva York y combina sus polifacéticas dotes artísticas a la hora de escribir y diseñar sus propios libros.
