Ultrajes al mar de Aral, de Mark Synnott © Fotografía de Carolyn Drake (2015)

By julio 3, 2017Sin categoría

MG. Carolyn Drake

Aula voladora de Melocotón Grande. Ecología / Periodismo nº356
Ultrajes al mar de Aral, de Mark Synnott © Fotografía de Carolyn Drake. NG, julio de 2015

A caballo entre los actuales Kazajistán y Uzbekistán, el mar de Aral fue durante miles de años una de las masas de agua interiores más grandes del planeta. Hoy su decadencia sirve de moraleja para el futuro. En Kazajistán, esta parte del antiguo lecho del mar interior se ha convertido en un salar envenenado por las sustancias químicas utilizadas en el cultivo del algodón. El apocalipsis, la destrucción total del mundo, es esto – dice Yusup Kamalov, abarcando con un gesto de la mano el desierto punteado de matojos que se extiende ante nosotros-. El paisaje que oteamos desde este risco arenoso del norte de Uzbekistán podría ser el de cualquier desierto del mundo… si no fuese por las acumulaciones de conchas y la media docena de pesqueros varados que se oxidan sobre la arena. En su día este promontorio fue el extremo de una península que se adentraba en el mar de Aral, mar que hasta la década de 1960 ocupaba el cuarto puesto en la lista de masas de agua interiores más grandes del mundo, cubriendo un área de unos 67.000 kilómetros cuadrados. A nuestra espalda está la ciudad de Muynoq, antaño una próspera población pesquera con una gran fábrica de conservas que hasta entrados los años ochenta enlataba miles de toneladas de pescado al año. Hace 50 años la costa meridional del mar de Aral estaba justo donde nos hallamos ahora; hoy se sitúa 90 kilómetros al noroeste.