La Imagen que aparece en la Cubierta es de pronto un collage de Los Valientes Duermen Solos a partir de las fotografías de Yonathan Kellerman en L’hommage à Patrick Dupond por el Ballet de l’Opéra de Paris celebrado el 10 de marzo de 2021
✍ Viógrafía y se hizo impreso tras fisgar el Obituario de Patrick Dupond de Roger Salas.
🫰Nuestros oídos captan las ondas sonoras del (C2), Tonight (May Have To Last Me All My Life), de The Avalanches. Since I left You (Vinilo, 2LP, Álbum, Edición limitada, A4, B5, C4 y D5) Artwork de Robbie Chater y Darren Seltman a partir de un fragmento de Sinking of the USS President Lincoln (1920) de Fred Dana Marsh. Este primer planchado se publicó en Melbourne el día 27 del mes de noviembre del año 2000, por Modular Records. Grabado en Westfalia Beachhouse, Sorrento, en invierno de 1999.
Bienvenidos a Los Valientes Duermen Solos
Continuemos el camino
COLECCIÓN VEINTIOCHO LUNAS
SERIE TERCERA LUNA
HOMBRES DE COMPLICADA INDUMENTARIA
POR LOS VALIENTES DUERMEN SOLOS
ES UNA NOCHE QUE ME PARAS Y ME PREGUNTAS POR… Sueño de una noche de verano de PATRICK DUPOND. El tiempo transcurre a cuentagotas. Repito mi pregunta haciendo como si empuñara un vaso y me lo llevara a la boca. Me pongo de pie, voy hasta la puerta, la abro y miro al pasillo. En la pared de la derecha cuelga la máquina expendedora de bebidas. Introduzco una moneda en la ranura y pulso la tecla. Un vaso salta del tubo, seguido de un líquido acuoso que poco a poco se va oscureciendo y termina en unas gotas aceitosas. Cuando vuelvo a la sala de espera con la bebida en la mano, Juan Arnau está de pie. Viene a mi encuentro, con los labios ya entreabiertos y me coge el vaso:
«Los sueños son como las estrellas, cuando los observamos, vemos un mundo antiguo. Además, son tan delicados que parecen no soportar nuestra mirada y el observador enseguida se transforma en observado. Pero ¿qué es un sueño?, ¿por qué soñamos?, ¿para qué soñamos? Las preguntas se multiplican. ¿Cómo extraer el sentido simbólico de los sueños? Y, más difícil todavía, ¿dónde hemos de buscar ese sentido?, ¿en la vigilia o en el propio sueño?»
El líquido me escurre por el dorso de la mano. Saco de la cartera un cuaderno forrado de plástico verde. Con cuidado y buena maña desprendo una hoja doble cuadriculada, la pliego en ambas direcciones remarcando la dobladura, y la raja en dos partes iguales. Alargo las hojas. Saco una pluma de la presilla del estuche de lápices, empiezo a trazar líneas y ponerles letras y números. Me equivoco dos veces. Busco un borratinta. Elimino delicadamente las rayas mal trazadas, escribo el obituario de Patrick Dupond con lápiz sobre las rugosidades. Maurice Béjart, Roland Petit o Alwyn Nikolais. Pero entonces veo, entre la cama y la estantería, ese bulto de papeles. He encontrado unos trocitos calcinados de color verde chillón y textura aburbujada, y los deposito ante mis rodillas. Los toco, y constato que todavía están calientes. Los obituarios de Roger Sala son demasiado buenos para unos marcos torcidos y unos cristales de los que se desprende la masilla. Señalo con el dedo hacia esas antiguas joyas de Patrick Dupond de latón historiado, clavadas en las cruces de mis ventanas. Mi mirada sigue el movimiento de la escritura de Roger Sala:
«En 1976, con 17 años, fue el primer francés en ganar (y por unanimidad del exigente jurado) la medalla de oro del certamen de Varna (Bulgaria); de ahí todo fue ascensión y laureles. En 1979 es ascendido a primer bailarín por su interpretación del Bolero de Maurice Béjart, y en 1980, al cumplir 21 años, es nominado estrella por la creación Vaslaw, ideado para él por John Neumeier inspirado por la vida de Nijinski. Fue capaz de insuflar al Bufón (una invención ruso-soviética que no está en el original) de El lago de los cisnes de Bourmeister, ya en el repertorio de París desde 1960, tal fuerza e hilaridad, que se convirtió en el auténtico protagonista de la reposición del título. Todos los personajes que tocaba, los hacía suyos a fuerza de arte e introspección mostrándose virtuoso: el pícaro Basilio del Don Quijote (Nureyev) y el tierno Alain de La Fille mal gardée (Spoerli); el aéreo Puck de Sueño de una noche de verano (Neumeier), El hijo pródigo (Balanchine) o el patético drogado de Au bord du précipice (Ailey). Hay muchas creaciones memorables de Dupond, desde el Romeo de Nureyev en 1984, el Molinero de Le Tricorne [El sombrero de tres picos] en la versión original de Leonidas Massine, El martirio de San Sebastián de Robert Wilson en 1988, o en 1986 su transformación en Salomé, de Maurice Béjart, un rol a medida que se adelantaba décadas a los asuntos del género. Probó suerte como cantante pop, hizo publicidad, cabaret y cine (entre otros filmes Dancing machine, en 1990, con guion y protagonizada por Alain Delon); el último gran ballet donde bordó un personaje inolvidable fue el Till Eulenspiegel, según la reconstrucción filológica hecha por Mellicen Hodson y Kennett Archer en 1994 sobre el original de Nijinski de 1916 con la música de Richard Strauss. Primero Dupond fue director del Ballet de Nancy por una temporada en 1988, donde fue llamado por el sobreintendente Jean-Albert Cartier. Poco después, cuando ya Rudolf Nureyev por su enfermedad debe dejar la dirección de la Ópera, Cartier, que se ha movido a París, lo sitúa como sucesor (en cierto sentido aceptado como una lógica natural) del primer ballet francés, puesto que ocupa con la asistencia ejecutiva de Helene Trailine, un periodo que se hace convulso y que dura de 1990 a 1995, donde la crisis desatada lleva a la plantilla de la Ópera a protestas nunca vistas, y a reclamar su relevo, siendo finalmente procesado internamente por nuevas indisciplinas y ausencias.»
La desesperación y desconciertos de unos personajes que, entre el reto y la supervivencia, hacen uso de ese atávico instinto de defensa que es la lucha. En el año 2000 sufre un accidente de tráfico. Tras este argumento se esconde un singular y azaroso juego de relaciones que los médicos llegan hasta contabilizar 134 fracturas óseas: Nunca volverá a bailar.
«La carrera de la gran estrella francesa del ballet parecía haber terminado así de dramáticamente, y para mitigar los terribles dolores le administran fuertes dosis de morfina hasta convertirlo en un adicto. Dupond necesitó más de un año de internamiento en clínicas de desintoxicación para poder distanciarse de los opiáceos, y a la vez, acude a Bozzoni, a su legendario primer maestro, su padre putativo en el arte del ballet, que crea para el maltratado cuerpo del bailarín una serie de ejercicios hasta hacerle volver a las tablas y estrenar con triunfo una comedia musical; ese lento entrenamiento personalizado y paciente se ha considerado un verdadero milagro del trabajo y la constancia.»
El despertar resulta doloroso. Más que al emerger de un sueño se parece a la violenta sacudida de quien regresa de un estado de embotamiento. Mis párpados empiezan a moverse dejando de ofrecer una protección a los ojos; un breve pestañeo les revela toda la dimensión de la catástrofe. Los valientes duermen solos.
www.losvalientesduermensolos.com
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Acompañando cada Luna de estas Series, cuido la selección de una imagen de Cubierta y otra de Contra que es, al igual que la Música, un humilde homenaje a un joven que descubre que su vecina ha desaparecido y decide buscarla. Tras este argumento se esconde un singular y azaroso juego de relaciones que nos muestra la Obra. Me asalta el pavor que se sustrae al examen de mis sentidos, desde un ejercicio de Transparencia, basado en los principios de Horizontalidad. Creo totalmente necesaria la accesibilidad a la cultura y la necesidad de generarla desde posiciones críticas. Para conseguir las imágenes, me he alejado de la red para no hacer público sus nombres a especuladores y monopolios. Podéis ver un capricho. Quizá vanidad. Pero no. Veo pelos negros sobre mis pantorrillas blancuzcas por la falta de sol en el invierno, que desembocan sin curvatura en unas rodillas salpicadas de cicatrices de la infancia. Lo veo todo con una precisión que sospecho ya no me abandonará nunca más.
Tras unos cuantos pasos topo con una senda que tuerce hacia el necesario contraste que invoca los rasgos de la era contra cultural. Es una exigencia propia para torcer la mano hábil y ligera de quienes saben deslizar imágenes y datos donde conviene o desea hacernos ver. Cada imagen utilizada, lleva acreditada su autoría. En este Dormitorio deseo Despertar vuestro interés por estxs artistas. Y para facilitaros la tarea de búsqueda de recursos, os dejo a mi disposición toda la información. Quien quiera saber que me escriba un Comentario y se lo mando por correo o carta ordinaria.
Las imágenes proceden de un material gráfico de indudable gancho, knockouts fotomecánicos, a lo que hay que añadir ilustraciones que han sido cedidas por lxs propixs autorxs: publicaciones físicas: originales, portafolios, láminas o bien, impresos de ejemplares descatalogados y todo eso que los sabios denominaban «REFERENCE BOOKS» que se vendían en rastros y librerías especializadas. Hubiese podido robar imágenes de la red: pero es degradante y cobarde, y hasta castigado por vuestras leyes que hacen un delito de la miseria. Los Diarios excesivamente precisos son el Final de la Libertad: por eso sólo los períodos «vacíos» que se interponen son los plenos. Trabajo para dormir. Prefiero ser porquero y que me entiendan los cerdos.
Tras fisgar… Viógrafía y se hizo impreso. Finales de 1986. Tengo siete años. Mi habitación es oscura y lóbrega. Soy Valiente. Duermo solo. Donde no alcanzan los rayos del sol alcanzan las notas musicales. Mi padre (Pedro Valera) se encarga de la cenas y de quitarme los libros de la cama al quedarme dormido. Mis padres me regalaron una lámpara de papel. Acudir a esos libros, vhs, cintas, vinilos, es natural en mí incluso antes de saber mirar, leer y escuchar. Para conocerme a mi mismo fue necesario retroceder hasta el hoyo del magma. Soy hijo de nuestro Barri Xino: El Raval: en su día llamado «siniestro» o «tenebroso» (los barrios chinos, los lugares del hampa). Los Archivos de Los Valientes Duermen Solos aparecen al ver una mujer deslizarse por las calles con un abrigo bastante decrépito de color verde que ya amarillea y me recuerda con viveza mis primeras pinturas. Basta con adquirir una Holga de plástico para capturar la imagen; una olivetti lettera 25 para mecanografiar el texto, y un inves 8086, para indexar los primeros documentos físicos en un archivo electrónico. Apunto notas de poética, lecturas de toda clase, observaciones sobre la vida cotidiana, aforismos, borradores, viajes, referencias pictóricas: son embriones o gérmenes o ideas en estado primario. Esas notas se encuentran agrupadas en cuadernos, de los cuales el primero abarca desde junio de 1993. Me propongo a darles un formato a modo de fanzine, escogidos de aquí y de allá con el objeto de ofrecer unos papeles inéditos de personajes que probablemente no existen, pero que de algún modo debieran haber existido. Sin contar lo que está desperdigado, se puede asegurar que no se ha publicado ni el uno por ciento de todo lo que ha desaparecido, o bien se ha ocultado, borrado, perdido, enterrado, quemado, olvidado. Es esa clase de ritmo, de voces, de ideas encontradas en esos objetos polvorientos de agujero de bala.
En mi caso, tenía veintiún años cuando di lugar a mi primer molde, tipo o caracteres. Emulaba así a un fundidor de tipos, antes de que el sistema se mecanizara, añadiendo la aleación de estaño y antimonio en caliente. Las minervas semiautomáticas, fabricadas a principios del siglo XX, con las que trabajé, podían producir hasta veinte mil letras por día, mientras que con los procedimientos anteriores apenas llegaba a dos mil quinientas. Habría que empezar por definir qué entendemos por tal palabra: imprenta. Pues bien, Gutenberg no inventó la imprenta. El mundo gráfico ha ido constantemente incorporando su quehacer nuevos productos hasta desembocar en la diversidad actual. En vísperas del año 2000 decido hacer una excursión por el Turó de l’Home. Me llamó la atención una pareja inclinada hacia todos lados y entre sí; dos palabras del texto sin espacios: ArsGravis. Raimon Arola y Lluïsa Vert vivían apartados de cualquier marco confesional y religioso, apartados de posibles abusos sincretistas de ciertos medios esotéricos y espiritistas, apartados, también, de las obsesiones científicas que pretenden explicar una experiencia mediante la erudición. De la misma forma, la luz de una vela tiene una realidad física y una función concreta, que es iluminar, pero desde la trama de significados que la envuelven, la luz de la vela abre un ámbito rico de significados, pues su luz nos abre una atmósfera de intimidad y cercanía. «ArsGravis o «arte grave», en el sentido de «profundo, noble, importante, trascendente…», pero también y básicamente, un arte «de peso» o más exactamente, un arte que «da peso» a lo sutil e invisible.», dice Raimon. El Misterio y su Decadencia crean unas emociones extrañas, agitadas y de encantamiento en la mente, produciendo un choque y un estado en el que la emoción y el poder seductivo superan la razón. La ilusión se une aquí con la magia. La visión personal que se tenía de la producción ars en la antigüedad, se entendía como algo que se aproximaba al desarrollo de las leyes eternas de una operación: la destreza de un trabajo individual colectivo libre que se ejecuta de acuerdo con los principios de la belleza absoluta, cósmica, divina y supersensorial del Caos: estado originario y confuso de la materia. Esa visión se esforzó por establecer retratos de personas disfrazadas, de manera convincente, fingiendo ser otra persona. Puede tratarse de autorretratos o de retratos de otros. Paula Rego, por ejemplo, se pintó así mismo en un traje oriental, como el filósofo Demócrito, similar al retrato de Rembrandt. En mi trabajo he conocido estados de conciencia alterada extática o frenética, además de las alucinaciones. De hecho, la capacidad de pasar, voluntariamente o no, de un estado de conciencia a otro, es otra característica universal que forma parte del sistema nervioso humano. El ars parece indisociable a esto último: hay una rica y cautivadora tradición/traducción que ha ocultado su identidad en cada una de las entradas del blog (a cada entrada se añaden nuevas moradas del ser). Comparto esta investigación con el interés de entusiasmaros en cada nueva entrada. Asumir el compromiso de formar y formarse en plenitud, y ayudar así a cumplir con mi «misión cósmica» de preparar el hogar y la morada del ser. compartiendo tragos en un café cantante que asolará Barcelona, al mundo del cuplé, el charlestón, los cabarets legendarios. Aquella última bohemia está a punto de despedirse para siempre jamás. Lo que vino a continuación fue una maquina de desmemoria. Un espantapájaros hubiese sido suficiente para infundir respeto. Actualmente he preferido hacerme contrabandista. La memoria es un regalo si sabemos ser Valientes y Dormir Solos. La morada del ser ayuda a dar luz en las siguientes personas. Los valientes duermen solos: abarqueras, abatidas, abiertas, abortadoras, abrazafarolas, absorbidas, abuelas, acabadas, aceradoreras, aceñeras, acrobatas, actrices, acomodadoras, acosadoras, afiladoras, africanas, afros, agentes, aguadoras, ahuyentadas, ajorradoras, aladreras, alambiqueras, albarderas, albañiles, alcahuetas, alejadas, alfareras, alfeñiques, alfombreras, algodoneras, alimañeras, alocadas, alquimistas, alucinadas, amanecidas, amaneradas, ambulantes, anacoretas, analfabetas, anarquistas, andadoras, anestesiadas, aniquiladas, anónimas, antetodos, antiartes, antifascistas, antipersonas, antisociales, antitodos, antitodo, anunciantes, aparcacarros, aperadoras, apestadas, aplastantes, apresadas, apocalípticas, árabes, armoniosas, arrieras, armadas, armeras, arrastradas, arrepentidas, arribistas, arrodilladas, arroyadoras, arruinadas, artesanas, articulistas, artificieras, artistas, aserradoras, asiáticas, astutas, ateas, atentadas, atontadas, atormentadas, atracadoras, atrapadas, audaces, augures, avaladas, avispadas, babosas, bacos, bailarinas, bajitas, bakuninistas, balas perdidas, bandidas, barberas, barbudas, barrabases, barrenderas, barquilleras, bataneras, bauleras, beatniks, bebedoras, bellacas, besugos, bizcas, bobas, bohemias, bolingas, bolleras, borrachas, borregas, botones, boyeras, bolilleras, bomberas, bordadoras, boteras, boticarias, botones, braceras, bufones, buscavidas, cabreras, cacos, cafres, cajeras, cajistas, calafateras, calamidades, calceteras, caldederas, caleras, calzonazos, callejeras, cámaras, camareras, caminantes, camineras, campaneras, canallas, cantantes, cantamañanas, canteras, capullas, caracremadas, caraculos, carasucias, carboneras, cardadoras, caribeñas, carpinteras, carretilleras, carteleras, cartoneras, carteras, carteristas, casqueras, castañeras, cedacedos, cenacheras, cencerros, cenetistas, cereras, cerradas, ceporras, cerrajeras, cesteras, chaperos, charlatanas, charnegas, chatarreras, chivatas, chocolateras, 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descolgadas, descolocadas, desenmascaradas, desesperadas, desheredadas, desinformadas, desinteresadas, desmayadas, desmesuradas, desmemoriadas, desnudas, desordenadas, despeñadas, despiertas, desplomadas, destapadas, destartaladas, desterradas, destructoras, destruidas, detenidas, detestables, detonadoras, dibujantes, difíciles, dinámicas, directas, disciplinadas, discordiantes, disidentes, disipadoras, disparatadas, dispersas, disponibles, distópicas, distraídas, diversas, divertidas, divorciadas, dramaturgas, domadoras, don nadies, drogadictas, ebanistas, ecologistas, efusivas, enanas, encaladoras, encontradas, encuadernadoras, enamoradas, energúmenas, enlairats, ensoñadoras, enterradoras, equilibristas, escapistas, escorias, escultoras, esencieras, esotéricas, espadachinas, esparteras, especieras, especímenes, espías, esquiladores, esquimales, estafadoras, estetas, estereras, estraperlistas, estrelladas, eternautas, excéntricas, exiliadas, expropiadorea, extorsionadoras, 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Termino con una cita sacada de Anarquismo, una introducción, de mi querida amiga Dolors Marin: «El hurto sólo existe a través de la explotación del hombre por el hombre… cuando la Sociedad te quita tu derecho a existir, tú debes tomarlo.»