Sueño 892
Roberto Rossellini
“…DIMENSIÓN SOCIAL…”
«...El filósofo Jacques Rancière publicó en 1990 una colección de ensayos sobre las representaciones del pueblo en diversos artistas titulado: “Breves viajes al país del pueblo”, la última de las cuales se titulaba: “Un niño se mata”; un texto dedicado a su interpretación de la película de Roberto Rossellini “Europa 51”.…» Los valientes duermen solos, un viernes 14 de junio de 2019.
Bibliografía selecta y material de prensa: presentación, notas y cronología
Europa ’51. Roberto Rossellini. 4 de diciembre de 1952. 113′. Italia. Dirección de Roberto Rossellini. Guion de Roberto Rossellini, Sandro De Feo, Mario Pannunzio, Ivo Perilli, Brunello Rondi. Música de Renzo Rossellini. Fotografía de Aldo Tonti (B&W). Reparto: Ingrid Bergman, Alexander Knox, Ettore Giannini, Teresa Pellati, Giulietta Masina,Marcella Rovena, Tina Perna, Sandro Franchina, Giancarlo Vigorelli, Maria Zanoli,Silvana Veronese, William Tubbs, Alberto Plebani, Eleonora Barracco, Alfred Brown,Alfonso Di Stefano. Productora: Ponti-De Laurentiis. Cinematografica
La película en cuestión trata de una mujer burguesa que se da a la caridad cristiana para con un pueblo con respecto del cual antes era indiferente, tras recibir el shock traumático del intento de suicidio y muerte de su hijo. Destila por ello un criptocatolicismo que Rancière asume, y en eso, se parece mucho a esa otra película posterior titulada “Rompiendo las olas” de Lars von Trier. Se trata entonces de dos películas donde el criptocatolicismo que las alienta nos remite a una serie de acciones de las que no se puede dar razón, pero el problema es el motivo, que no es otro en la lectura cristiana, que porque son posesión divina, porque son el producto del escándalo intolerable de la muerte de un dios en la Cruz, de la muerte de un niño o de la necesidad de un milagro; lo cual nos remite a una posición que ciertamente roza el absurdo y la locura, pero no porque exceda a la sociedad organizada por un movimiento de libertad, sino porque se hunde en el abismo negro de la fe y de la religión. Las lecturas cristiana, marxista o psicoanalítica cierran la posibilidad de aprehender la apertura a la que nos podría estarnos también llamando esta película.
https://www.youtube.com/watch?v=QNO919eqx2M
Así, el sacerdote de “Europa 51” se comporta como un fariseo, al igual que los religiosos en “Rompiendo las olas”; son todos ellos Caifás: no creen en quien se cree de verdad los preceptos, mientras que ellos son Jesucristo, Cristo redivivo dispuesto al sacrificio. Aquí, en este punto, al unir santidad y locura, como haceRossellini y recoge Rancière, lo que se hace es leernos el Nuevo Testamento, si es que no catequizarnos. El trasfondo sacrificial legitimado nos muestra que entre las lecturas de una obra del séptimo arte como la que nos ocupa, hay algunas que es conveniente rechazar para poder atisbar otras posibles.
Según tal interpretación teológica que estamos rechazando, la heroína de la película pasaría por los tres estadios kierkegaardianos: el estético, el ético y el religioso, por, respectivamente, el amor al hijo, el amor al pueblo y el amor universal o amor a Dios, en un proceso de escatología ascendente, el cual, secularizado, equivale al del progreso.
Por ese motivo el famoso filósofo esloveno Slavoj Zizek nos previene de tales epifanías:
“Esta lógica del acto como identificación con una máscara, como asunción de un mandato simbólico queda, sin embargo, eclipsada en los films de Rossellini por otra lógica radicalmente heterogénea que hace su aparición en los momentos de epifanía; por regla general, estas epifanías son leídas en una perspectiva cristiana, como momentos de gracia que agitan e iluminan al héroe, pero, ¿es ésta, realmente, la manera correcta de enfocarlas? Observemos con mayor detenimiento esta cuestión concentrándonos en tres films, todos los cuales están estructurados como una preparación o una reacción al momento traumático de la epifanía: Alemania, año cero (Germania, anno zero), Stromboli (ídem) y “Europa 51” (ídem). Cada uno de ellos se caracteriza por cierta estructura de señuelo: ponen una trampa que debe evitarse, es decir, si los percibimos de una manera “espontánea”, inevitablemente vamos por mal camino. (…) toda la historia de Europa consiste en el despliegue de las consecuencias que, para sus personajes, tiene un traumático “encuentro con lo Real” que ocurre en el comienzo mismo ”. (2)
Para Zizek el traumático encuentro con lo real es lo que hace que el abismo que se traga a un niño en “Alemania año cero”, donde también se suicida un niño, y en “Europa 51”, devore igualmente a la madre y al espectador. Se deja atisbar que es un acontecimiento irrepresentable el que mueve los hilos como un Gran Otro. Sin embargo, a Zizek, la rejilla teórica marxisto-lacaniana que con magistral soltura desarrolla, le impide centrarse en ese abismo del acontecimiento que tan acertadamente señala. Con lo cual, nos quedamos de su comentario con la advertencia de que si cedemos al criptocatolicismo, vamos por mal camino.