Los valientes duermen solos nº 1011
Dias & Riedweg (2002), de Mauricio Dias y Walter Riedweg Gomes
«El texto de Jean Genet Journal d’un Voleur, que este escribió en el Barrio Chino de Barcelona a partir de su experiencia como prostituto, inspiró a a enfocar las cámaras sobre cuerpos, acercando la lente lo más posible a la piel, transformado el pelo, las marcas y las formas en paisajes abstractos. El acto de nombrar solo es una presunción poética. Los nombres necesitan una constante redefinición para poder existir. El acto de nombrar es, en sí mismo, una resonancia y solo existe como una acción de temporalidad explícita. Todas las personas poseen una indentidad compleja e híbrida. También son complejos los medios que determinan y producen la singularidad por la que nos identificamos y nos diferenciamos los unos de los otros. Cada uno de nosotros organiza y nombra lo que ve, oye o toca por medio de un sistema propio de identificados. La dignidad de cada una de las personas se basa, entre otras cosas, en el hecho de que solo ella ve el mundo de la forma en que lo ve. Por eso es interesante escuchar al Otro.» Los valientes duermen solos. Sábado 28 de septiembre de 2019.
Dias & Riedweg (2002), de Mauricio Dias y Walter Riedweg Gomes. Textos de Dias y Riedweg, Catherine David y Suely Rolnik. Contiene DVD con una versión monocanal de la obra Varacidad máxima (2003). Publicado en Barcelona por Actar en 2002. 256 pp. 403 il. 21,5 x 17 cm.
Mauricio Dias (Rio de Janeiro, 1964) y Walter Riedweg (Lucerna, 1955) trabajan conjuntamente desde 1993. Su obra pluridisciplinar se centra en la reflexión social. Uno de los aspectos más significativos es la apuesta por nuevas formas de desarrollar una problemática social. Los primeros trabajos -videoinstalaciones-, como es por ejemplo Tutti Veneziani, son de una gran intensidad. Son imágenes raras y herméticas, pero de un gran poder de seducción. Uno no sabe por qué, ni lo que quieren decir exactamente, pero hieren sentimientos y remueven cosas interiores. Dias & Riedweg son poetas de la imagen. El suyo es un lenguaje simbólico y metafórico, casi abstracto, como despegado de la realidad cotidiana, como si tuviera otro lógica. Pero además de poetas son también malabaristas de los efectos; ellos explotan como nadie los recursos multimedia de una manera espectacular.
Posiblemente Dias & Riedweg no sean del todo conscientes, pero yo observo unos mensajes subliminales en su propio planteamiento, aspectos que escapan a los mismos artistas pero que en cambio se contemplan -o mejor se intuyen- desde el exterior. En este sentido me parece muy significativo su utilización de un gran aparato pirotécnico de efectos y pantallas múltiples ¿Acaso no es ésta la más pura expresión de un calidoscopio o un espejismo? Yo no puedo dejar de ver el trabajo de Dias & Riedweg como una imagen alucinada. Más aún, se trata de una imagen ciega que en su negación proyecta delirios. Es muy significativo que una de sus videoinstalaciones esté dedicada, con todas sus matizaciones, a la ceguera, Bello é também aquilo que nâo foi visto. ¿ nos están hablando de la imposibilidad de interpretar el conflicto social y de la dificultad del discurso político?
Otro aspecto significativo: las máscaras. La última videoinstalación, Voracidad máxima, consiste básicamente en una serie de entrevistas a “chaperos”. Se aclara que éstos, para salvaguardar su anonimato, utilizan máscaras, pero son máscaras horrendas que reproducen las facciones de los artistas. Esta máscara es como un rostro deformante de los mismos artistas: cuando Dias hace la entrevista a un “chapero”, éste lleva puesta la máscara de Dias y cuando la hace Riedweg, su interlocutor lleva la que reproduce su rostro. Más allá, de las historias de estas personas, intuyo que el juego de espejos y disfraces expresa algo muy enfermizo y contradictorio. Un juego de máscaras es algo oscuro, aunque no se sepa explicar de qué se trata exactamente. Dias & Riedweg me interesan por aquello que escoden.