Los valientes duermen solos nº 545
La lucha por la desigualdad. Una historia del mundo occidental en el siglo XVIII, de Gonzalo Pontón (2017)
Primera edición original en castellano: Pasado y Presente. Barcelona, septiembre de 2017. 781 pp. Prólogo de Josep Fontana. Cartoné. 14,5 x 22,5 cm. Impreso en Barcelona. Premio Nacional de Ensayo 2017
El primer libro escrito por Gonzalo Pontón tras más de cincuenta años en el mundo editorial.
Entre el 6 y el 8 de septiembre del año 2000 se aprobó en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, una resolución de la Asamblea General de jefes de estado y de gobierno. Se la llamó, pomposamente, la Declaración del Milenio y en ella se relacionaban ciertos valores considerados fundamentales para el siglo XXI. En el valor «Igualdad» se dice específicamente: «A ningún individuo ni a ninguna nación se le puede negar la oportunidad de beneficiarse del desarrollo. Hay que establecer derechos y oportunidades iguales para hombres y mujeres … para el año 2015 [debería quedar] reducida a la mitad la proporción de la gente que pasa hambre».
Voltaire, el intelectual comprometido con la justicia y la verdad, el gran combatiente por el progreso y adalid contra la infamia, daba préstamos al 20% “e intentaba que no se los devolvieran para así poder quedarse con el aval; y arrugaba la nariz a que los niños de campesinos fueran a escuela porque entonces, decía, ¿quién trabajaría la tierra?”. La anécdota, con toda su retranca y el enciclopédico conocimiento histórico que comporta, define bien la personalidad del veterano editor Gonzalo Pontón (Barcelona, 1944). Y, a su vez, la esencia última de su primer y único libro, La lucha por la desigualdad(Pasado & Presente), por el que acaba de recibir los 20.000 euros del premio Nacional de Ensayo que otorga el ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
La tesis de las 780 páginas del libro, galardonado por “la fluidez y erudición de la prosa, por su inteligente indagación en las raíces de la desigualdad y por su tratamiento de la Ilustración desde una perspectiva novedosa y actual”, según el jurado, las resume el siempre cáustico Pontón en una sola frase: “Las desigualdades sociales de hoy arrancan a finales del XVIII y, tristemente, hablando de ellas hablo de ahora mismo; sufrimos la misma desigualdad que entonces”.
Básicamente, todo arranca en Inglaterra, cuando los terratenientes, “los mismos que ya controlaban el Parlamento”, argumentan que “para que el pueblo progrese convienen grandes instalaciones agrarias y no la profusión de pequeñas y parceladas tierras que dan un limitado alquiler y apenas subsistencia individual; con las nuevas leyes, millón y medio de campesinos deben abandonarlas y se convierten en mano de obra barata… Y así, entre cuatro, montan la revolución industrial, pagando, claro, cuatro reales porque se basó en el algodón, producto salido de la tierra, cultivado por esclavos y con un carbón para la maquinaria de vapor que provenía de la propia tierra… Ahí se produce una destroza social”, asegura el autor. ¿No había desigualdad social en la Edad Media, por ejemplo? “La desigualdad siempre ha existido, pero hasta entonces era muy estática; en ese instante dará un salto enorme”.