Los valientes duermen solos nº 261
Cuentos góticos (1984), de Elizabeth Gaskell
«Los clásicos elementos del género gótico que atrajeron a Elizabeth Gaskell, una de las mayores novelistas del realismo victoriano, podría pensarse que se impusieron, como una evasión fantástica, al carácter cotidiano y a la proyección social de sus temas habituales. Sin embargo, cabe recordar que una de las imágenes clave del género es el hallazgo de un esqueleto en el armario de un pulcro interior doméstico; los secretos que se revuelven, y que regresan con su poder atormentador, afligen a familias corrientes y especialmente a heroínas muy marcadas por su dependiente condición de mujeres.» Los valientes duermen solos. Martes 17 de septiembre de 2019.
Cuentos góticos (1848), de Elizabeth Gaskell. Título original: Gohic Tales © Elizabeth Gaskell, 1848. Publicado en castellano en Madrid por Editorial Alba en 2006. Colección: Alba Clásica. Número colección: XCIV. Traducción: Ángela Pérez. Rústica. 184 pp.
Isabel Cleghorn Stevenson (1810 – 1852), casada con un sacerdote unitarista de Manchester, tuvo ocasión de observar la vida industrial de esta ciudad, que refleja en sus obras. En 1848 publicó anónimamente Mary Barton, que alcanzó gran éxito. Ensalza constantemente la caridad mutua dentro de un realismo descriptivo que la coloca entre los representantes del realismo psicológico, si bien es cierto que no ahonda mucho y sus páginas más acertadas son aquellas en que describe la vida provincial. Colaboró con Dickens en sus revistas; en una de éstas, Household words, publicó en 1852 El cuento de la vieja niñera, para el cual propuso Dickens otro final, aunque se conformó rápidamente con el ofrecido por la autora. Desapariciones misteriosas, fantasmas vengativos, caballeros y aristócratas con una doble vida de asesinos y bandidos, maldiciones que se vuelven contra los descendientes de quien las pronunció, encierros en castillos, persecuciones implacables y penosas huidas…
Estos Cuentos góticos, lejos de escapar al realismo, constituyen de hecho una inteligente y a veces patética exploración del género en busca de sus fundamentos reales. A este respecto, «La bruja Lois», crónica de la célebre caza de brujas de Salem en 1692, es un ejemplo impecable. Y, por su parte, «Curioso, de ser cierto», donde un forastero perdido en un bosque asiste a una extraña reunión de personajes de cuentos de hadas, esboza con humor el futuro probable de las fantasías cuando dejan de serlo. Desapariciones misteriosas, fantasmas vengativos, caballeros y aristócratas con una doble vida de asesinos y bandidos, maldiciones que se vuelven contra los descendientes de quien las pronunció, encierros en castillos, persecuciones implacables y penosas huidas… Los clásicos elementos del género gótico que atrajeron a Elizabeth Gaskell, una de las mayores novelistas del realismo victoriano, podría pensarse que se impusieron, como una evasión fantástica, al carácter cotidiano y a la proyección social de sus temas habituales. Sin embargo, cabe recordar que una de las imágenes clave del género es el hallazgo de un esqueleto en el armario de un pulcro interior doméstico; los secretos que se revuelven, y que regresan con su poder atormentador, afligen a familias corrientes y especialmente a heroínas muy marcadas por su dependiente condición de mujeres.
Elizabeth Cleghorn Stevenson (Gaskell de casada) nació en Londres en 1810, hija de un pastor de la Iglesia unitaria inglesa, además de funcionario y periodista. Al fallecer su madre, fue educada por una tía en el pueblecito de Knutsford. En 1832 contrajo matrimonio con William Gaskell, ministro unitario, y la pareja se estableció en Manchester, en aquellos momentos una ciudad superpoblada y socialmente conflictiva, sometida a las secuelas de la Revolución Industrial. El choque que supuso el contacto con esta sociedad quedaría reflejado en varias de sus novelas, especialmente en la primera, Mary Barton (1848), que inmediatamente alcanzó un gran éxito, y Norte y Sur (1855). Durante unos años, se dedicó a su familia y a las labores sociales propias de la mujer de un pastor. No inició su carrera literaria hasta 1845, luchando contra la depresión que le produjo la temprana muerte del único hijo varón que le quedaba. En 1857 publicó la Vida de Charlotte Brontë, una de las biografías más destacadas del siglo XIX. Gaskell escribió obras que reflejaban sus preocupaciones morales como La casa del páramo (1850) o Ruth (1853), otras de corte costumbrista –una de las más populares fue Cranford (1851-1853)–, piezas breves de género fantástico como sus Cuentos góticos y novelas más volcadas en la intimidad doméstica, que pintó con maestría en Los amores de Sylvia (1863), La prima Phillis (1863-1864), e Hijas y esposas (1864-1866), cuyos últimos capítulos dejaría sin concluir a su muerte, acaecida en 1865 en Alton, Hampshire.