Amelia Rosselli

By junio 5, 2018Sin categoría

Lvds. Amelia Rosselli 2

Los valientes duermen solos nº 609

Amelia Rosselli

(28 de marzo de 1930 en París – 11 de febrero de 1996 en Roma)

Políglota errante, Amelia Rosselli tuvo una infancia trágica. Su padre fue asesinado por los servicios secretos de Mussolini. La parte principal de su obra literaria está escrita en italiano y contó con el respaldo entusiasta de Pier Paolo Pasolini. Además de poesía y prosa, su creatividad incluye el esfuerzo por unir versos, música y matemáticas. Se suicidó

Excepto en Italia, el nombre de Rosselli ha quedado en la penumbra de la fama. Sin embargo, un número creciente de lectores la considera entre los artistas selectos. Para adentrarse en su obra poética, el libro La libélula es un buen primer paso. Se trata de un solo y largo poema. En esta plegaria violenta, la autora se opone a la “tétrica baratija de la caridad”, lucha contra el “verde desastre” de su juventud, ve a su amado morir “al lado de un árbol sin fruto”. La filiación con Lautréamont es clara cuando afirma que “la humildad se filtra por un sol congelado”.

Bibliografía selecta

Variazioni belliche (prefacio de Pasolini) (Milán, Garzanti, 1964)
Documento (1966-1973) (Garzanti, Milán, 1976)
Primi scritti (1952-1963) (Guanda, Milán, 1980)
Appunti sparsi e persi (1966-1977) (Reggio Emilia, Aelia Laelia, 1983)
La libellula (prefacio de Pasolini) (SE, Milán, 1985) 
Antologia poetica (edición de Giacinto Spagnoletti )(Ensayo de Giovanni Giudici) (Garzanti, Milán, 1987)
La libélula (Sexto piso, Madrid, 2015) 

Material de prensa: presentación, notas y cronología

Amelia Rosselli es una de las poetas más importantes del siglo xx. La crítica la compara con Paul Celan, Wislawa Szymborska, Joseph Brodsky, John Ashbery o Sylvia Plath. Sin embargo, debido a su acentuada singularidad, durante mucho tiempo fue ignorada por todos. Rosselli nace en París, pero crece en diferentes países y en diferentes lenguas: inglés, francés e italiano. Su obra estará marcada por esa errancia. Escribirá siempre desde la condición de «extranjera», en un balbuceo, en una lengua plagada de errores voluntarios y de neologismos, sumida en la alegría suprema de quien ignora toda regla. La libélula es un poema fundamental, pues es la llave de entrada a toda la obra de Rosselli. Aquí, por primera vez, aparece una obsesión que la perseguirá hasta su muerte: la creación de un «delirante fluido de pensamiento occidental». La libélula es la búsqueda de un nuevo modelo métrico, de una música nunca antes escuchada en la lengua italiana, la invención de otra respiración, de otro ritmo. Es el poema de la revuelta, del lirismo extremo, de la liberación y de la libertad absoluta. Avanza en un movimiento rotatorio semejante al movimiento de las alas de una libélula, sobrevolándolo todo, liberándolo todo: la gramática, la tradición literaria, las imágenes, los pronombres, el ritmo, pero también el alma y el cuerpo de los lectores, en una espiral delirante de belleza, en una ebriedad mística, como el encuentro cara a cara con un dios en un tiempo de nihilismo. Rosselli dijo «rimar para otro siglo», uno mucho más atento a la nueva lengua, a la nueva música que había creado. Ese siglo, sin duda, es el nuestro.

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