Isidore Isou

By diciembre 20, 2018Sin categoría

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Los valientes duermen solos. Sueño nº 755

Isidore Isou

“…SI LES PARECE, PASEMOS AL DEBATE…”

«…En el momento en que la proyección debía de empezar, Debord tenía que subir al escenario para decir unas palabras de introducción. Simplemente debía decir: «No hay película para proyectar». Yo pensaba intervenir y asociar a su escándalo destructivo la teoría del debate puro. Debord tenía que haber dicho: «El cine ha muerto. Ya no puede haber más películas. Si les parece, pasemos al debate»…» Isidore Isou, Esthétique du sinéma (1952)

Bibliografía selecta

La peinture lettriste, de Isidore Isou, Alain Satié y Gerard Bermond. Publicado por Jean-Paul Rocher en París en 2000

Material de prensa: presentación, notas y cronología

Isidore Isou (1925 en Botosani, Rumanía–2007 en París)

Isidore Isou  fue un ávido lector, precozmente apasionado por las obras de los grandes autores de la literatura y la filosofía. Fue en una de sus lecturas donde, en una frase de Keyserling («el poeta dilata los vocablos»), un error de traducción le hizo confundir ‹vocablo› con ‹vocal›, y entendió, en su lengua rumana, que «el poeta dilata las vocales». Esto le inspiró para escribir su manifiesto letrista. Su obra cinematográfica cuenta con una veintena de películas mientras que su obra plástica figura en importantes colecciones, aunque nunca ha sido objeto de una gran retrospectiva. Obtuvo la nacionalidad francesa en los años ochenta, país en el que murió en 2007.

El cine fue uno de los lenguajes que despertó mayor interés entre los miembros del movimiento letrista y también una de las causas de sus diferencias. El letrismo intentó proclamar la muerte del cine para volver a resucitarlo mediante la transgresión del lenguaje y del soporte fílmico, para convertir así la producción cinematográfica en un debate sobre el propio medio. Traité de bave et d’éternité(Tratado de baba y eternidad) es el primer filme del movimiento, planteado por Isidore Isou como filme-manifiesto. En él, la voz en off de Isou desgrana los principios básicos de la teoría y la práctica del cine letrista: el montaje discrepante –la divergencia de la imagen y el sonido–, la cinceladura –manipulación del soporte mediante la ralladura o el arañazo–, o la incorporación de materiales fílmicos de desecho. La película se alza como un grito revulsivo contra la tiranía de la imagen sobre el sonido, en un intento de destruir las bases sobre las que se sostiene el lenguaje cinematográfico. «Querría separar el oído de su amo cinematográfico: el ojo» es una de las afirmaciones del protagonista del filme, alter ego de su autor, que declama su discurso iniciático sobre un fondo sonoro plagado de abucheos, ruido y ritmos fonéticos.

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